Se acerca la entrega del Premio Nobel de Literatura 2023 que, en los últimos años, ha tenido como galardonados en su gran mayoría a autores y autoras de origen europeo o norteamericano, como Annie Ernaux, Abdulrazak Gurnah —que aunque nació en Sudáfrica, vive en Reino Unudo y escribe en inglés—, Peter Handke, entre otros. Escribir en inglés inclina la balanza a favor para los miembros de la Academia Sueca de Literatura: es la lengua más premiada, seguida del alemán y el francés; en apenas un diez por ciento de las ocasiones fue otorgado a mujeres y solo cinco a Latinoamérica. Datos que nos dan una muestra para entender a qué atenernos a la hora de esperar el anuncio este jueves 5 de octubre.
Estos datos hacen al Nobel de Literatura un galardón difícil de obtener para nuestra favorita Elena Poniatowska (París, 1932). Nuestro corazón late al ritmo de su prosa. Un texto no es suficiente para entender el poder cultural de su obra: Poniatowska ya cruzó la frontera de la posteridad; es un símbolo, un monumento de noventa años que ella misma puede contar, con su don mágico de narrar. Es nuestra mejor versión como sociedad. La lucidez literaria y periodística está todavía en sus manos; ella misma ha confesado, en una entrevista que concedió al diario El País, que le quedan muchas historias por contar, pero que no cuenta con el tiempo necesario para hacerlo. El tiempo, maldita daga.
Elena puso su pluma al servicio de los marginados y desposeídos y, a la vez, para enseñarnos a recordar que la violencia no nos deja en buena posición como mexicanos. Entre sus crónicas destacan la de la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968, la del terremoto de 1985 en Ciudad de México y la del conflicto de Chiapas en 1994. Nuestra escritora “princesa” publicó en 1955 Lilus Kikus, su primera novela, y en 1971 obtuvo el premio literario Xavier Villaurrutia por La noche de Tlatelolco, pero decidió rechazarlo: “El dolor y la muerte no merecen ningún premio”, argumentó. Amén, Elena, nos sigues emocionando hasta las lágrimas. Si llegaras a recibir el Nobel de Literatura este 2023, sería un hito histórico para el país y Latinoamérica, y debería ser festejado con un feriado nacional.
Nuestro corazón latinoamericano late al ritmo de la prosa de Poniatowska.
Otro de nuestros favoritos para llevarse el Nobel de Literatura es Haruki Murakami (Kioto, 1949), ganador del Princesa de Asturias este 2023 y eterno candidato al galardón, autor que cada año rasguña el premio por méritos de sobra. Es que al abrir un libro de Murakami nos adentramos en universos paralelos, navegamos páginas que nos llevan a la salvación y a la perdición en el mismo instante en que ocurre la lectura. Tenemos que estar preparados para enfrentarnos a una realidad disparatada y al mismo tiempo verosímil.
El portal de cultura española JotDown lanzó un artículo refiriéndose a por qué el autor y traductor japonés debería ganar el Premio Nobel —ese que tantas veces le han negado—. Su argumento se basa en que más de tres novelas de su vasta obra son libros superadores, por ejemplo: Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1994), Tokio Blues (1987), Hombres sin mujeres (2014), Al sur de la frontera, al oeste del sol (2000).
Murakami es un soberano de la imaginación; no hay límite, no hay conciencia que pueda con su maravillosa capacidad de crear. Además Japón solo ha recibido tres Nobel de Literatura: Yasunari Kawabata, Kenzaburo Oe y Kazuo Ishiguro —este último, con nacionalidad británica, escribe en lengua inglesa—, por lo que sus chances se acrecientan cada año.
Murakami es un soberano de la imaginación.
Otro de nuestros favoritos y permanente candidato es el infinito Paul Auster (Nueva Jersey, 1947), responsable de muchas horas de lectura invertidas en sus obras, pues una vez que se comienza, es realmente complicado abandonarlas. El tono de sus relatos es hipnótico; no importa tanto lo que nos cuenta, sino la forma que Auster tiene de narrar sus historias. De todas maneras, lo que nos cuenta también es superador.
Tres ejes destacamos a lo largo de su obra: la autorreferencialidad, el azar y una sociedad norteamericana en decadencia. Con esos tres conceptos Auster construye tramas que van más allá de los personajes —por lo general en declive, dolidos, en busca de redención y esperanzados—, sus historias pueden sufrir el drástico desencadenamiento del azar, por compleja que sea. Los escenarios varían entre ciudades, carreteras y casinos del país del norte.
En los libros de Auster la linealidad no solo se halla sugestionada por los personajes, por el entorno, por la trama, también hay factores imponderables, ingobernables, imposibles de predecir, que rompen con lo establecido. Auster supo sacarle provecho a esta vuelta de tuerca. Los accidentes son virajes necesarios para que su literatura avance y la casualidad podría estar a su favor en esta premiación.
Los accidentes son virajes necesarios para que la literatura de Auster avance y la casualidad podría estar a su favor en esta premiación.
Ocho novelas, ocho ensayos, un libro de poesía y mucha crítica literaria colocan a Siri Hustvedt (Minnesota, 1955) como otra de nuestras favoritas para recibir el Premio Nobel de Literatura 2023. Las reflexiones de Hustvedt quedarán en las letras contemporáneas como una marca indispensable, imborrable, que abre una mirada profunda y punzante en la relación entre el poder y el arte. Hoy en día se la nombra como autora fundamental para entender la reflexión feminista que está modificando los patrones de conducta de gran parte del mundo y, al mismo tiempo, es ya necesaria en la lectura de la historia norteamericana contemporánea, crítica del anquilosamiento y concentración del poder en perjuicio de los más vulnerables.
Y además de que le sobran méritos para obtener esta edición del Premio Nobel de Literatura, a lo largo de su carrera Hustvedt tuvo que lidiar con una prensa patriarcal que la menospreciaba, alegando que todo lo que sabía lo había aprendido de su marido, Paul Auster. En el libro Madres, padres y demás (2022) la autora realiza un enorme descargo argumentando que ella influyó más de manera positiva en la obra de su esposo que viceversa. Leer a Hustvedt es leernos a nosotros mismos para indagar en el “entre” de la relación cuerpo-mente como condición humana. El Nobel que reivindica el protagonismo autoral de la mujer detrás de Auster.
Toda su obra es meritoria para recibir el Premio Nobel de Literatura 2023, pero entre nuestros libros preferidos se encuentran Elegía para un americano (2008), Los espejismos de la certeza (2021), Recuerdos del futuro (2019), entre otros.
Leer a Hustvedt es leernos a nosotros mismos para indagar en el “entre” de la relación cuerpo-mente como condición humana. El Nobel que reivindica el protagonismo autoral de la mujer detrás de Auster.
Estos son nuestros cuatro candidatos al Premio Nobel de Literatura. Ya palpitamos este premio como un evento al que no se puede faltar.