Podemos decir que en algún momento de la vida cada persona encontrará su libro. Lo mismo pasa con la música, cada quien encontrará su melodía. Pero cuando la literatura y la música se unen, sucede algo peculiar, se perciben varias frecuencias, sonoras y emocionales que hacen del lector un oyente integral, escucha lo que lee y mira las sensaciones que la lectura produce.
El mejor ejemplo de esto es, quizá, la obra de Haruki Murakami. En prácticamente cada uno de sus libros, este escritor nos lleva por un gran recorrido de géneros musicales: jazz, clásica, soul, blues, funk, rock, country y más. Mientras las canciones que cita nos transportan en el tiempo y las letras de las canciones se convierten en puntos de inflexión dentro de las historias, su amor por la música se palpa en cada título.
Para Murakami la música no solo es el fondo de sus libros, sino la forma: la sonoridad es parte esencial de su proceso creativo. En sus libros, las palabras se convierten en melodías gracias a la orquestación de cada frase. El orden de las ideas provocan un ritmo suave y bello. Uno no puede pedir nada más. Lo siguiente es la armonía, los sonidos mentales que sostienen las palabras, y después, la libre interpretación. La historia fluye libremente desde el interior, todo lo que tienes que hacer como lector, como escucha, es sumergirte en la corriente.
Pero la musicalidad no se limita en su estilo narrativo. Haruki le proporciona un rasgo musical a sus personajes, cada vez que dentro de la historia se sintoniza o se empieza a escuchar una canción, los protagonistas que están ante ella no quedan indiferentes, y el lector mucho menos.
Si bien todo esto se percibe en cada uno de sus libros, aquí hicimos una selección de nuestros favoritos.
Por favor, lee y baila. Esta obra es un compás musical literario, es decir, las acciones y secuencias dictan los pasos de baile, el mapa de ruta dentro de los mundos oníricos que Murakami crea, siendo ya su sello. El protagonista de este título recorre un Japón de otros tiempos, con lazos musicales entre el ayer y el hoy, creando vínculos entre su realidad y lo que él cree real.
La nostalgia que provoca el ayer y la sorpresa del presente se acompañan de exponentes musicales dentro de un caso policial. Así escuchamos canciones como “Psico Killer” de Talking Heads, “Break It to Me Gently” de Brenda Lee, “Hit the Road Jack” de Ray Charles, o “Dream” de Ryuichi Sakamoto, sumando a Bob Dylan y su “Girl From the North Country”.
Crónica del pájaro que da cuerda al mundo
Toru, Kumiko y el gato desaparecido te invitan a un mundo que existe, sin duda, pero en la mente de un creador de realidades alternas, una narración que encuentra varios caminos para llegar a su final (o sus diversos finales), que nos permiten imaginar lo que creemos imposible y que Murakami lo hace tangible.
Mientras lees, acompañas a Toru en un camino donde encontrará personajes tan distópicos, utópicos y surreales que le permitirán elegir los sonidos de su historia. El protagonista escuchará “Tropicando” por 101 Strings, “Moon River” de Andy Williams, “Esconjuros” de Sergio Mendes y “Utopia and Visions” de Don Cherry. Toru está en medio de un territorio sin caminos trazados, sin rumbos, pero que él dibujará a cada paso.
Ese diálogo entre la música y literatura que se había percibido en la obra de Murakami, se concretó en este libro que a sus letras suma la basta experiencia musical de Seiji Ozawa. En conversaciones que mantuvieron ambos creadores durante varios años, descubrieron que tienen compositores afines, como Beethoven y Mahler.
Este último predomina musicalmente en el libro; mientras que las pausas son bien aprovechadas por Murakami: las narraciones que logra el escritor, mantienen el ritmo de los discos que rememora; es como si sus palabras siguieran las partituras de las canciones seleccionadas. Solo basta escuchar el “Tercer concierto para piano” de Beethoven, para imaginar a las palabras una tras otra, tomando su posición en un pentagrama perfecto.
Relatos hipnotizantes, oníricos, que capturan las descripciones de la cotidianidad, sin que por ello sean cotidianas. La lógica no es un recurso literario de Murakami, pero aquí la utiliza para argumentar los escenarios de los 17 relatos que contiene este libro. Escribir cuentos es un momento de catarsis para Murakami, y en cada uno de estos recurre a sus nexos con las historias más osadas que fluyen en torno a su fantasía.
De esta forma, ves transitar a personajes cotidianos que se pondrán ante un elemento fantástico, lo que ayuda al lector a ver más allá de lo que cree que existe, escuchar lo que no escucha y ver lo que necesita ver y no lo que quieren que veas. En su narrativa, Murakami siempre unirá el oriente con el occidente y esta fórmula viene de la mano de canciones que se pueden escuchar dentro de estos relatos como “This Never Happened Before” de Paul McCartney, “Tougher Than The Rest” de Bruce Springsteen, “Newborn Awakening” de Jim Morrison y “Ride of the Valkyries” de Richard Wagner.
En otra estructura narrativa, Murakami une a dos personajes: Kafka Tamura y Saturo Nakata, cada uno con su respectivo mundo dentro de esta obra. Sobre su ya tradicional forma de escritura, estas historias se narran desde la normalidad cotidiana hasta la normalidad metafórica, que se crea desde los sentidos al llevarlos al límite. Un gran ejemplo de que Murakami ve más allá de la realidad y crea supuestos que impactan la realidad del lector, orientando su imaginación a ese mundo que sin duda envuelve por su atractivo onírico.
La parte sonora de esta obra recae en una canción llamada “Kafka en la orilla del mar”, un hit que desde su letra y música te transporta a un mundo de armonía y de intimidad. La combinación franca y dulce de un corazón desinteresado, y a la vez, lleno de talento natural.
Kafka en la orilla del mar
Cuando tú estás en el borde del mundo
Yo estoy en el cráter de un volcán muerto A la
sombra de la puerta
Se yerguen las palabras que han perdido sus letras
Al dormir, la luna ilumina las sombras Pececillos
caen del cielo
Al otro lado de la ventana
Hay soldados con el corazón endurecido
(Estribillo)
Kafka está sentado en una silla a la orilla del mar
Pensando en el péndulo que hace oscilar el mundo
Cuando el círculo del mundo se cierra
La sombra de la esfinge sin destino
Se convierte en cuchillo
No dudemos nunca de la genialidad narrativa y los vínculos musicales que Haruki Murakami nos entrega en cada obra, cada uno de ellos nos da una razón para creer en la música que llevamos dentro y que sintoniza nuestra mente para crear la melodía perfecta.
−El mundo es una metáfora, Kafka Tamura -me dice Oshima al oído-. Pero ¿sabes? Tanto para ti como para mí, esta biblioteca es lo único que no es la metáfora de nada. Esta biblioteca es sólo esta biblioteca. Eso quiero que quede bien claro entre nosotros. Kafka en la orilla