El alfabeto termina en la Y

Quizá la saga que Sue Grafton inició en 1982 sea una burla del destino, un juego macabro que causó que la escritora, acostumbrada a nombrar sus obras conforme al orden alfabético, no llegara a la Z. Y aunque ese presunto final incompleto es anecdótico, no deja de ser algo triste de pensar. “El alfabeto ahora termina en la Y”, escribió la hija de la autora en su muro de Facebook, el día después de la muerte de Grafton.   

Y de Yesterday fue el último libro que Sue Grafton escribió antes de fallecer en 2017, a causa de un cáncer. La Z de Zero, planteada para publicarse en 2019, no llegó a escribirse. De hecho, la novela que aquí nos compete fue publicada de forma póstuma. Pero eso solo es un peldaño que no modifica la prolífica obra de esta escritora, abundante en páginas, argumentos, giros, persecuciones; siempre de la mano de una detective ya empoderada desde 1982: la implacable K de Kinsey, Kinsey Millhone. 

«El alfabeto ahora termina en la Y»

Sue Grafton sintió la necesidad de escribir su gran saga del alfabeto criminal por un desencanto amoroso, que la dejó al borde de un abismo emocional. Más que una desilusión, fue una guerra. A partir de este germen, la pareja disuelta y el sufrimiento de la monogamia perdida, nació una enorme obra escrituraria, una oportunidad narrativa que Grafton no dejó pasar y fue, quizá, uno de los más ambiciosos proyectos literarios de los últimos 40 años.  

Y como el alfabeto del crimen nació de un engaño, la primera novela lleva un título implacable: A de adulterio. Toda una dedicatoria, una respuesta, una postura. Y luego los títulos llegaron con vehemencia. Grafton continuó con B de Bestias, C de Cadáver, I de inocente, O de odio, V de venganza, W de whisky y X de rayos X, entre otros, siempre en el orden del abecedario.  

Más allá de los títulos llamativos, las historias policiales que desarrolló Sue Grafton resultan refrescantes, cargadas de diálogos certeros y con la violencia justa que el género requiere; todas apegadas a la tradición de la novela negra, con el rasgo duro, las tramas absorbentes y la precisión inmaculada en las resoluciones.  

Las investigaciones de esta saga llevan de la mano al lector: no nos hacen cómplices, sino investigadores, nos hacen amar a Kinsley y acompañarla. Como si fuésemos ayudantes de lujo, sufrimos y nos desesperamos con ella, queremos darle un beso a su amor imposible, contar los pasos que da cuando sale a trotar por la ciudad. 

Todas las novelas de Sue Grafton fueron traducidas y publicadas bajo el sello Tusquets, con unas tapas que todavía llaman la atención: el amarillo oro, el amarillo sangre, el amarillo de la literatura negra, como lo llaman sus fans. 

Las investigaciones de esta saga llevan de la mano al lector: no nos hacen cómplices, sino investigadores, nos hacen amar a Kinsley y acompañarla, como si fuésemos ayudantes de lujo.

Tres décadas de trayectoria, millones de novelas vendidas, traducciones a 50 idiomas y decenas de reconocimientos, entre ellos un Anthony Award y tres Shamus Award. Pero nada es tan interesante como esta última novela póstuma. Y nada resulta más atractivo para el lector que una burla del destino. Estamos ante un quiebre: ingresar al mundo de Sue Grafton es un camino de ida.  

Con todo este back up, llega a las librerías mexicanas la última novela que Grafton nos regaló. Persiste el tono rítmico de las entregas anteriores, la primera persona, las descripciones de los escenarios y los detalles a flor de piel. Aunque, claro, la historia de Y de Yesterday es única e involucra al mismo asesino de X de rayos X, quien reaparece, pero fuera de la cárcel, libre y chantajeado por un video grabado una década antes.  

“Lo que saqué del sobre acolchado era una cinta de video con una etiqueta en la que ponía: «Un día en la vida de… 1979». Sentí una descarga de adrenalina. Se la mostré a Lauren esperando una explicación, aunque ya sabía de qué se trataba: ésta tenía que ser la película de contenido sexual grabada diez años atrás”, describe la autora en las páginas de Y de Yesterday. 

Y aunque la autora dejó claro que no quería que nadie completara la saga ni que sus obras se convirtieran en películas o series, ya aparecerá algún nerd–hacker que introduzca sus 25 libros a algún sistema algorítmico, una máquina más inteligente que todos los ghost writers del mundo, un procesador que haga posible una versión de Z de Zero con toda la información disponible. El futuro llegó hace rato. 

Y de Yesterday, de Sue Grafton

Sue Grafton

Sue Grafton

Louisville, Kentucky, Estados Unidos, 24 de abril de 1940 Santa Bárbara, California, Estados Unidos, 29 de diciembre de 2017 Es licenciada en literatura inglesa y ha trabajado en Hollywood como guionista de televisión. En 1982 creó el personaje de la detective Kinsey Millhone, según confiesa ella misma, para desquitarse de los disgustos causados por su divorcio. En cualquier caso, para satisfacción de sus miles de lectores, así nació su extraordinario Alfabeto del Crimen, del que Tusquets Editores ha publicado ya los títulos A de adulterio, B de bestias, C de cadáver, D de deuda, E de evidencia, F de fugitivo, G de guardaespaldas, H de homicidio, I de inocente, J de juicio, K de Kinsey, L de ley (o fuera de ella), M de maldad, N de nudo, O de odio, P de peligro, Q de quién, R de rebelde, S de silencio, T de trampa y U de ultimátum. Varias novelas de la serie han obtenido premios tan importantes como el Mysterious Stranger Award, el Shamus Award, el Anthony Award, y, en 2004, el Premio Ross Macdonald.

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