Tapizado corazón de orquídeas negras, la ópera prima de Évolet Aceves, psicóloga, fotógrafa, periodista cultural y una de las primeras narradoras trans mexicanas, es un libro que encarna la feminidad de una manera poética y engalanada. La escritura de Aceves constituye una queja, un grito de lucha, una voz diferente que llega para decir con tono visceral, romántico y profundo lo que muchas mujeres trans son forzadas a callar. Sus palabras emergen como una forma de resistencia social y liberación de las prisiones del cuerpo.
Tapizado corazón de orquídeas negras no es un libro cualquiera, no es otra novela pretenciosa que adornará los estantes. Así como Camila Sosa Villada, ganadora del premio Sor Juana Inés de la Cruz por su novela Las malas (2019), encuentra su lugar de pertenencia en el mundo travesti, la obra de Aceves se postula como un manifiesto en busca de su lugar e identidad.
La voz poderosa y distintiva de Évolet Aceves está cargada de una revolución del pensamiento, que utiliza un lenguaje poético y narrativo, y experimenta con él, mediante entrevistas, recuerdos y poemas, correcciones con tachaduras. Tapizado corazón de orquídeas negras es un verdadero ejercicio sobre el cuerpo y la escritura, acompañado de dibujos y fotografías en blanco y negro, con el deseo puesto en un cambio de paradigma.
Una de las características del barroco en el arte es lo amorfo, o bien, el arte de parecer. Aceves retoma ese concepto para darle a su escritura ese clima traslúcido que, con otra luz, se vería de otra manera. Esta voz caleidoscopio, colmada de claroscuros, se inscribe en Cayetana de la Cruz y Schneider, la poetisa y fotógrafa que protagoniza esta historia, y a quien descubrimos a través de su interacción con otra persona, periodista.
Y es que Tapizado corazón de orquídeas negras está compuesto por una serie de entrevistas a Cayetana, una personalidad del México de 1926, el postrevolucionario, contexto propicio para el autoconocimiento.
El material para rastrear las huellas es el diario de Cayetana, que narra la intimidad de su infancia como niño, hacia 1911, en pleno levantamiento contra la dictadura de Porfirio Díaz. La escritura barroca in extremis lleva a la obra a coquetear con lo incómodo, tomando licencias históricas para inscribir en la ficción la singularidad de un cuerpo en aprendizaje; hay rimas involuntarias constantes y adjetivación desmedida con el objetivo de edulcorar el dolor; porque duele no ser quien se desea.
La novela va mutando. La forma en que se lee Tapizado corazón de orquídeas negras obliga a detenerse en cada poema, leerlo en voz alta y vivir la hermosa noción de un yo poético embelesado por las letras, por el amor a la lectura. Es así que en sus versos resuenan Pita Amor y su tan fantástica forma de recitar, sus tonos de voz vivaces, los énfasis en las palabras más importantes de cada verso.
La sutil pluma de Aceves nos muestra otra realidad, que para muchos lectores y lectoras significa poder explicar sus propios sentimientos; pero el camino no es sencillo, “esta paga tristemente es histórica”, admite la protagonista. Se esboza una tajante defensa contra la neblina del asfixiante machismo, el patriarcado dominante que se vislumbra incluso en el linaje familiar de Cruz y Schneider, su genealogía, y la historia mexicana de colonialismo y migración.
Estos gestos son el soporte que legitima el cuerpo de Cayetana como una subjetividad que habita un territorio, como diría la académica chicana y mestiza Gloria Anzaldúa. Una afirmación de que el tiempo, el pasado y el presente, los personajes y la autora se funden en la revolución estético-poética y en la intencionalidad política de Tapizado corazón de orquídeas negras.
Este libro también está escrito como un canto a la belleza, a la estética, siendo los detalles los que le dan la magia, los lugares elegidos como escondite, los nombres de las superheroínas, la destreza para describir el tacón de una bota Luis XV. Así aparecen los pasajes de descubrimiento, observando por debajo de la mesa al tío que toca la entrepierna de la tía, elaborando pliegues, costuras, contornos, objetos, cajitas musicales, juguetes, vestidos, amores, mascotas, o pasando la infancia en una escuela pública.
El tratamiento polifónico de Tapizado corazón de orquídeas negras irrumpe en la literatura mexicana con una voz distintiva que despierta conciencias. Évolet Aceves rompe con lo establecido, muestra que no hay un bien y un mal, que somos dualidades, seres humanos sensibles, y que a la sensibilidad le debemos nuestra vida, nuestra alma.