El siglo XX como escenario de acontecimientos definitorios: nunca un movimiento populista alcanzó tanto poder como la Revolución de 1917 en Rusia ni el prejuicio ancestral contra los judíos se convirtió en el alma de una nación como en la Alemania nazi con tan estremecedoras repercusiones, nos dice Enrique Krauze en Spinoza en el Parque México.
En México, mientras tanto, una espléndida generación de escritores y pensadores políticos sentaron las bases de un país moderno al crear instituciones educativas, de investigación y de gobierno capaces de dar estabilidad a una sociedad compleja y convulsa que buscaba salir del ciclo de movimientos armados que conformaba su historia.
En este siglo le tocó vivir a Krauze, descendiente de migrantes judíos de origen polaco radicados en México entre las décadas de 1920 y 1930; como ingeniero industrial y continuador en la administración de los emprendimientos familiares, poco parecía augurar en su juventud una dedicación a las letras y a la investigación histórica, y sin embargo esta vocación encontró su camino en las recién estrenadas aulas de El Colegio de México a fines de los setenta.
Tal fue el inicio de su brillante trayectoria como historiador, investigador y escritor, lo que hoy cuenta en Spinoza en el Parque México. Más que unas memorias, plantea el autor, estamos ante una biografía intelectual; es decir, un balance de hechos, lecturas y encuentros, una reflexión sobre influencias, ideas y acontecimientos que dieron forma al pensamiento y a la obra de este escritor esencial en el paisaje cultural de México durante los últimos 40 años, siempre crítico del poder y sus excesos y defensor incansable de las libertades individuales y los valores democráticos.
Son diversos los temas tratados en Spinoza en el Parque México, prueba de la multiplicidad de los intereses y los hallazgos efectuados por el autor: la historia judía, marcada por un prejuicio atávico que encontraría su expresión última a manos de los nazis, y en la que destacan como hitos luminosos las vidas de escritores, filósofos y místicos; la historia mexicana, regida por la violencia y el anhelo de poder, en la que, sin embargo, descuella la obra reformadora de pensadores con auténtica vocación social, entre otros tópicos.
Como integrante de uno de los últimos grupos intelectuales con influencia en México, el encabezado por el poeta Octavio Paz, cuya revista Vuelta alcanzó relevancia internacional como espacio para la disidencia de los regímenes de inspiración marxista, de la Unión Soviética a Cuba, pero también contra las dictaduras latinoamericanas, Krauze habría de escribir textos capitales que darían pie a debates sustanciales sobre el rumbo de la política mexicana en una época en que la exigencia de mayor democracia era la principal demanda de la sociedad tras los dramáticos sucesos represivos de 1968 y 1971.
Más aún, Spinoza en el Parque México representa un alegato en favor de la libertad, la vida y el albedrío humano. Cuando las ideologías de masas buscan imponer visiones utópicas a cualquier costo, aplastando a las minorías, renunciando a la verdad y a la dignidad personal, la posición de un liberal debe ser apostar irrenunciablemente por el diálogo, la representación amplia y la participación generalizada, sin privilegios de ninguna clase. Las lecciones del siglo XX no pueden olvidarse, y la tarea del historiador es mantener viva la memoria colectiva, sin tratar de atribuir un destino final a los esfuerzos de cada época.