Miss Marple: Doce Casos Nuevos, aún hay muchos crímenes por resolver

Miss Marple: Doce Casos Nuevos, aún hay muchos crímenes por resolver

Con 33 novelas, 50 relatos cortos, más de una docena de adaptaciones a la pantalla grande y hasta una serie de televisión, no hay duda de que Hércules Poirot es la más popular de las creaciones de la legendaria dama del misterio, Agatha Christie. Sin embargo, la figura más entrañable y dúctil de ellas es Miss Marple.  

Prueba de ello son estos doce casos nuevos que protagoniza Miss Marple, recopilados en una edición de Espasa, que se convierten en una verdadera gozada no solo para fans, pues están llenos de referencias a situaciones, lugares y personajes del universo al que ella pertenece —incluyendo el ya mencionado Poirot—, sino también para amantes del género, sobre todo por la sutileza de lo truculento, los leves toques de humor y los paralelismos históricos de los relatos, y  para los no iniciados, ya que se trata de un refrescante vehículo para conocer y enamorarse de las andanzas de esta detective.  

Con cada uno quedan en claro las enormes posibilidades dramáticas que ya sabemos que el personaje posee, al ostentar el indiscutible estatus de arquetipo tradicional del investigador aficionado, al mismo tiempo que se presenta como un modelo de protagonista ideal para dejar atrás los estereotipos y replantear enfoques dentro del entretenimiento, dado que se trata de una mujer adulta mayor mostrándose mentalmente plena y a veces, incluso, más capaz que los jóvenes y la propia policía a la hora de desenmarañar crímenes que de manera casi incidental se va encontrando.  

Y esto se debe principalmente a que cada una de las diferentes y multigalardonadas autoras responsables de traer a la detective de regreso no la subestiman ni ceden, en ningún momento, ante la condescendencia con respecto a su edad o su condición de mujer en una época de ínfulas victorianas, en la que el patriarcado era incuestionable, por el contrario su andar pausado es la herramienta para que su perspicacia nunca se desboque, su conocimiento de la naturaleza humana se enfoque, y para que su técnica de observación, afinada al atender de más a lo que hacían sus vecinos en la campiña inglesa, vaya detectando las claves en los detalles cotidianos tras los que pretenden ocultarse los culpables.  

Del mismo modo Miss Marple sortea con elegancia la imposición de género, gracias a que nunca rompe de forma directa las normas de convivencia propias de la clase adinerada entre la que se mueve, tal como se establece en el episodio titulado “El mal en los sitios más pequeños”, de Lucy Foley, aunque la lucidez abrumadora de sus diálogos y acciones confrontan con la verdad a personajes masculinos que muchas veces se encuentran sumergidos en la autosuficiencia, como en “Una segunda muerte en la vicaría”, de Val McDermid, cuyo escenario, además, hace un guiño a la falsa idea de lo impoluto de las instituciones religiosas.  

A lo anterior hay que sumar que los roles femeninos para nada están limitados a ser comparsas, sino que reclaman el protagonismo como individuos capaces de alimentar la investigación señalando actitudes y a veces haciendo deducciones, como en “La Emperatriz de Jade”, de Jean Kwok, que además de retomar esa visión de exotismo que se tenía sobre la cultura asiática a principios del siglo pasado, nos regala un inesperado momento de Miss Marple bailando, hecho que dentro de la trama va un poco más allá de la simple anécdota o curiosidad.  

Pero eso no es todo, también hay una natural postura de las escritoras para hacer puntuales señalamientos sobre el clasismo, evidenciando, a través de la mirada e introspección de la veterana detective, el patetismo de aquellos que viven ejerciendo la displicencia y el desprecio hacia la personas del servicio o de extracción humilde, mientras de paso reivindican ante las grandes urbes y su supuesta sofisticación —que no necesariamente hace a sus habitantes mejores personas— a quienes provienen de una vida más simple en las provincias, como se puede ver en “Miss Marple conquista Manhattan”, de Alyssa Cole.  

En fin, Miss Marple: Doce casos nuevos no se trata solo de nostalgia y cariñosos homenajes, sino también de depurada escritura que aprovecha un clásico para revitalizar un género y dejar en el camino preguntas que en lo simple encuentran su contundencia con respecto a nuestra realidad, a partir de arquetipos que, al más puro estilo de la legendaria Agatha Christie, como piezas de rompecabezas se mueven dentro de la intriga alrededor de asesinatos que dan pie a deliciosas y sorprendentes deducciones, convirtiéndose en un cautivador producto de entretenimiento.   

Agatha Christie

Agatha Christie

Nacida en Torquay en 1891, Agatha Christie recibió la típica educación victoriana impartida por institutrices en el hogar paterno. Tras la muerte de su padre, se trasladó a París, donde estudió piano y canto. Contrajo matrimonio en 1914 y tuvo una hija, pero su matrimonio terminó en divorcio en 1928. Dos años después, durante un viaje por Oriente Medio conoció al arqueólogo Max Mallowan, con quien se casó ese mismo año; a partir de entonces pasó varios meses al año en Siria e Irak, escenario de Ven y dime cómo vives (Andanzas 50, ahora también en la colección Fábula) y de alguna de sus novelas policiacas, como Asesinato en Mesopotamia o Intriga en Bagdad. Además del gran éxito de que disfrutaron sus célebres novelas, a partir de 1953 ganó celebridad con las adaptaciones teatrales de sus novelas en el West End londinense. En 1971 le fue concedida la distinción de Dame of the British Empire. Murió en 1976.

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