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El club del crimen de los jueves: abuelos de Spielberg, detectives de la tercera edad

El club del crimen de los jueves: abuelos de Spielberg, detectives de la tercera edad

¿Qué tienen en común los protagonistas de toda novela policial? Su profesión. Siempre se trata de abogados extravagantes, periodistas ambiciosos o investigadores pertenecientes al departamento de homicidios de la principal unidad policial del municipio.

Este no es el caso de El club del crimen de los jueves, donde Richard Osman revoluciona el género de la novela policial clásica, poniendo como protagonistas a un grupo de ancianos que viven la última etapa de su vida en Coopers Chase, una residencia para jubilados de lo más lujosa. No conforme con eso, Osman agrega tintes cómicos a cada uno de los capítulos, algo nunca antes visto en una novela policial. 

Siempre que hablamos de ancianos, nos imaginamos a una abuela solitaria, con agujas en mano, tejiendo una bufanda para un nieto que la visita esporádicamente, o quizá nunca. Imaginamos su soledad, frente al televisor, mirando siempre los mismos programas. Una anciana que, temblando de excitación, llama por teléfono al reality del momento, esperando ganarse un millón. No es el caso de El club del crimen de los jueves.

Con un entusiasmo voraz, estos cuatro jubilados ejercitan sus neuronas religiosamente todos los jueves, a la misma hora, con un vaso de whisky de por medio. 

Lejos de esperar con ansias una visita o un llamado que rara vez llega, Elizabeth se reúne todos los jueves con sus amigos de Coopers Chase: Joyce, Ron e Ibrahim. En dichas reuniones, no hay té ni crucigramas, mucho menos un presentador de fondo anunciando grandes premios. Todo lo contrario, en El club del crimen de los jueves hay asesinatos de los más cruentos. 

Elizabeth, gracias a una amiga suya que antaño fue policía, tiene en su poder todo el material de los más perturbadores homicidios de los últimos años. Con un entusiasmo voraz, estos cuatro jubilados ejercitan sus neuronas religiosamente todos los jueves, a la misma hora, con un vaso de whisky de por medio. 

Sin embargo, lo que en un principio parecía pura diversión para este grupo toma otro cariz cuando Tony Curran, el promotor inmobiliario que anunció grandes reformas en Coopers Chase, aparece asesinado en su casa, de un brutal golpe en la cabeza. ¿Quiénes son los principales sospechosos de esta enigmática muerte? Absolutamente todos, hasta ellos mismos, El club del crimen de los jueves, que se negaban fervientemente a estas reformas, ya que implican el traslado de un antiguo cementerio, con cientos de monjas enterradas, ubicado en la residencia.

Con el ingenio de estos jubilados, empieza una cacería de brujas dentro de Coopers Chase, en la que lo más cómico es que se investigarán incluso entre ellos mismos. 

Es así como lo que era un juego inocente para El club del crimen de los jueves, esta novela policial, toma un tinte real para los cuatro amigos, quienes investigarán a escondidas del equipo de homicidios de las fuerzas policiales, integrado por Chris Hudson y Donna De Freitas. Con el ingenio de estos jubilados, empieza una cacería de brujas dentro de Coopers Chase, en la que lo más cómico es que se investigarán incluso entre ellos mismos. 

¿Quién iba a imaginar que un grupo de ancianos que espera su muerte en una lujosa residencia se pondría al frente de una truculenta investigación? Porque, a simple vista, lo único que hacen es pasear por los grandes parques con sus bastones, tomar sus medicinas antes de dormir y unirse a los grupos de actividades recreativas del complejo. Nadie desconfía de la vejez, de la falta de vitalidad ni del dolor de espalda constante, y es por eso que Elizabeth, Joyce, Ron e Ibrahim deciden tomar la justicia por mano propia, porque, a simple vista, nadie sospecharía de ellos. 

El club del crimen de los jueves combina dos elementos hasta ahora nunca vistos en conjunto: crímenes despiadados y una alta dosis de humor.

Con el desacato y la diversión que eso les provoca, este cuarteto de jubilados empieza a colaborar con la agente Donna De Freitas. Cruzando todos los límites, le otorgan información que obtienen a través de llamadas e interrogatorios que ellos mismos realizan, con la condición de que los dejen participar en la investigación. Si bien al principio la agente se niega tajantemente, termina sucumbiendo ante la ternura que le provoca este grupo.  

El club del crimen de los jueves combina dos elementos hasta ahora nunca vistos en conjunto: crímenes despiadados y una alta dosis de humor. Con El Club del Crimen de los Jueves, Richard Osman se consagra como un escritor revolucionario dentro del género. Y tenemos buenas noticias: el ingenio y el carisma de Elizabeth, Joyce, Ron e Ibrahim estarán pronto en la pantalla grande; Steven Spielberg, nada más ni nada menos, compró los derechos para llevarla al cine.

Pero eso no es todo: la literatura también convive con fenómenos que arrasan, y Osman, con su primera novela, El club del crimen de los jueves, logró algo que no se veía desde 1997, cuando J. K. Rowling debutara con Harry Potter y la piedra filosofal: más de ciento setenta mil ejemplares vendidos en el Reino Unido en menos de dos semanas, además de un contrato por tres libros más. ¿Tanto gustan los ingleses de los viejos asesinos? 

El club del crimen de los jueves, de Richard Osman

Picture of Richard Osman

Richard Osman

RICHARD OSMAN es un famoso presentador y productor de televisión británico. Director creativo de Endemol Shine UK, ha trabajado como productor ejecutivo en numerosos programas, pero la fama le llegó a partir de 2011 como presentador del concurso más exitoso de la televisión británica, Pointless, el programa del prime time de la BBC. El Club del Crimen de los Jueves es su primera y, hasta ahora, mejor novela.

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