Un coro de mujeres que cantan: «Feliz cumpleaños, querida Ángeles»

Un coro de mujeres que cantan: «Feliz cumpleaños, querida Ángeles»

Ángeles Mastretta cumple 74 años, y no es difícil imaginarla en una celebración rodeada no solo de amigos y familia, sino también de los entrañables personajes femeninos que ha creado en sus cuentos y novelas, y que le han valido un sitio destacado en el corazón de sus lectores en toda Hispanoamérica, aunque ha sido traducida a 15 idiomas; mujeres únicas, pioneras como ella misma en la experimentación de una libertad desconocida en el panorama literario: a quienes dicen que son mujeres contemporáneas trasladadas por fuerza del feminismo a épocas como el siglo XIX o los años cuarenta en Puebla Ángeles Mastretta les dedica su aburrimiento, pues en tan sesuda conclusión olvidan que mujeres fuertes, que han debido valerse por sí mismas en ausencia de hombres o a pesar de ellos, que no estaban presentes en las letras salvo en contadas y destacadas excepciones, como lo prueban las lecturas que Mastretta considera fundamentales: Anna Karénina, de Tolstoi, Madame Bovary, de Flaubert, Memorias de África, de Isak Dinesen, y Orgullo y prejuicio, de Jane Austen.

Se dice rápido, pero fue hasta los 35 años de edad que Ángeles Mastretta escribió su primera novela, Arráncame la vida, la que significaría su práctica consagración al merecer el Premio Mazatlán, y desde entonces han pasado otros 35, en que ha entregado varios volúmenes que reúnen relatos cortos y textos periodísticos o autobiográficos que la hicieron una precursora de lo que ahora se nombra como «autoficción»: Puerto libre (1993), El mundo iluminado (1998), El cielo de los leones (2004), La emoción de las cosas (2012), El viento de las horas (2015) y la antología Yo misma (2019); los cuentos de Maridos (2007) y la novela corta Ninguna eternidad como la mía (1999). Sin embargo, para propósitos de esta celebración acudiremos a sus principales novelas, Arráncame la vida, Mal de amores (1995, Premio Rómulo Gallegos, entregado por primera vez a una mujer) y las historias de Mujeres de ojos grandes (1990).

Anticipo o presagio de varias cosas y conclusión de otras, Arráncame la vida puede leerse, como muchas grandes obras, en varias claves: relato iniciático a la manera de los cuentos de hadas, Bildungsroman o novela histórica posrevolucionaria, nos dio a la primera de las mujeres inolvidables de Mastretta, Catalina Guzmán, enfrentada al machismo mexicano personificado en Andrés Ascensio, el general revolucionario cuya muerte es también el final de la era de los militares en el poder para dar paso a la era de los civiles corruptos; autoritario, ambicioso y violento, despierta en Catalina una capacidad de adaptación, una inteligencia de sobreviviente que halla recovecos para ejercer su libertad hasta que logra desembarazarse del achacoso tirano. Daría para un sabroso debate discutir si esto fue una visión de los cambios que estaban por ocurrir en la política mexicana en los siguientes años…

Con Mal de amores, Ángeles Mastretta nos recuerda que la rebeldía, la independencia, la libertad y la audacia frente a la vida bien pueden heredarse, transmitirse a lo largo de generaciones, a pesar de incontables peripecias y de los tránsitos a que nos somete a veces la vida. Novela-río a la manera de los gruesos tomos que nutrieron para siempre la imaginación de Mastretta, en ella se advierten los amores de la autora: el liberalismo, el paisaje mexicano, las contradicciones y peculiaridades del alma nacional, y las sagas familiares llenas de vaivenes. En Emilia Sauri tenemos a su otra gran protagonista: libérrima aunque presa de sus pasiones y deberes, dividida entre dos hombres y la causa revolucionaria y la calma chicha de lo diario, y reflejando con su vida el progreso femenino mientras inicia el siglo XX…

En este canto coral, destacadas ya las dos solistas, se dejan oír con potencia las voces reunidas de las 37 integrantes de Mujeres de ojos grandes: divertidas, sorprendidas por las casualidades y por sus propios poderes, lidian con las penas del matrimonio y los interminables quehaceres, y sobre todo se refugian en otras, se salvan mutuamente, encuentran sus cuerpos y pierden la fe; van de las montañas al mar para encontrar su destino; renuncian al matrimonio por una felicidad más duradera, y nos dejan su perfume inolvidable.

No es difícil, entonces, imaginarse a estas mujeres cantando, haciendo música manos amorosas, con sus faldas ondulantes, con los primores que bordan y las delicias que guisan, con los remedios que aplican, con las caricias que prodigan, con las historias que cuentan y los secretos que guardan en su corazón, con las lágrimas que lloran como la propia Ángeles Mastretta, quien vive cada año con toda intensidad. ¡Feliz cumpleaños!

Ángeles Mastretta

Ángeles Mastretta

Nacida en Puebla en 1949, se graduó en periodismo por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. En 1985 publicó su primera novela, Arráncame la vida (Seix Barral, 1992), que obtuvo el Premio Mazatlán en México y se convirtió en un verdadero fenómeno editorial, tanto en el mundo de habla hispana como en sucesivas traducciones a quince idiomas. Ha publicado también los libros de relatos Mujeres de ojos grandes (1990; Seix Barral, 1991) y Maridos (Seix Barral, 2007), tres volúmenes que reúnen relatos cortos y textos periodísticos o autobiográficos: Puerto libre (1994), El mundo iluminado (1998) y El cielo de los leones (Seix Barral, 2004), y la novela corta Ninguna eternidad como la mía (1999). En 1997, su novela Mal de amores (1995) obtuvo el prestigioso Premio Rómulo Gallegos, concedido por primera vez a una mujer. Su libro más reciente es Yo misma, una antología con las mejores frases de su obra.

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