Gaiman y mucho más que viñetas del Apocalipsis 

Gaiman y mucho más que viñetas del Apocalipsis 

Hay algo que nos llama la atención, en primera instancia, de la adaptación a novela gráfica de Solo el fin del mundo otra vez, relato que Neil Gaiman publicó en 1984: las perspectivas picadas y contrapicadas de las viñetas, a veces inclinadas como si fueran cuadros mal puestos en las paredes —o páginas blancas, en este caso—.  

Y es que, desde un principio, estas sumergen al lector en las secuelas del oscuro trastorno que padece el protagonista, Lawrence Talbot. Él, al narrarlo todo en primera persona y con una enorme carga de cinismo e ironía, termina por convertirlo en cómplice de su incapacidad para sentir culpa ante las terribles e involuntarias acciones que comete en las noches de luna llena. Sí: él es un hombre lobo, ni más ni menos. Sin embargo, no por ello debe pensarse que estamos ante una historia usual de monstruos cuadrúpedos y aullidos, para nada, en realidad es… Solo el fin del mundo otra vez.  

El asunto suena dramático, pero también terrorífico si tomamos en cuenta que nuestro personaje central, con todo y su “peculiar” circunstancia, no solo está involucrado, sino que es pieza clave para el posible desenlace del mundo como lo conocemos. 

Al menos eso es lo que le hace saber un babeante sujeto que, alucinando acerca de bocas sin rostro, irrumpe en el despacho donde trabaja Lawrence, entre secuencias donde se intercalan visiones de percepción alterada con insectos multiplicándose hasta el infinito, escaleras retorciéndose cual entrañas de un cadáver fétido y horrores anfibios provenientes del océano. 

Esto se materializa en un sugestivo juego que implosiona con un humor mórbido para amoldar la figura de la legendaria bestia al arquetipo del outsider, haciéndola transitar por un entorno de rezago y putrefacta humanidad. 

Es entonces cuando, tras sortear a un grupo de golpeadores y tener un eventual encuentro con una gitana, comienza la pesadilla apocalíptica dentro de la pesadilla del licántropo. Esto se materializa en un sugestivo juego que implosiona con un humor mórbido para amoldar la figura de la legendaria bestia al arquetipo del outsider, haciéndola transitar por un entorno de rezago y putrefacta humanidad.  

Sin duda se trata de una interesante y atrevida maniobra por parte Gaiman para reinventar la figura del hombre lobo que, si ya de por sí resulta seductora en su versión literaria, aquí además se enriquece gracias al enrarecido manejo de la anatomía por parte del responsable de la gráfica. El artista Troy Nixey (Batman: la maldición que cayó sobre Gotham) no duda en exagerar las proporciones y romper la simetría de ojos, labios, pómulos y demás, para otorgarle al personaje una enorme carga escatológica.  

El cómic Solo el fin del mundo otra vez encuentra nuevos e inquietantes matices dentro del género fantástico con cierto trasfondo social. 

Así, la propuesta visual despoja al concepto clásico de cualquier resabio de pretencioso misticismo y salvajismo romantizado. El cómic Solo el fin del mundo otra vez encuentra nuevos e inquietantes matices dentro del género fantástico con cierto trasfondo social, sobre todo al exacerbar la falta de empatía que deforma a la persona y que en nuestros días se ha convertido en la alcahueta perfecta para el fanatismo y la violencia normalizada.  

Además, con base en fugaces alusiones, esta novela gráfica hace de las criaturas tentaculares —con todo y tufo a otras dimensiones, al estilo Lovecraft— una presencia latente y amenazadora, para terminar de darle forma a un universo donde la crueldad lo pervierte todo. Y es que se resquebraja para dejarnos ver, a través de las grietas, esas realidades de cultos insanos que normalmente negaríamos que existen, prefiriendo simplemente pensar cada cierto tiempo que es “solo el fin del mundo otra vez”. 

Esta obra llega al mercado mexicano gracias a Planeta Cómics. Se trata de una colorida edición de pasta dura que incluye el guion adaptado por P. Craig Rusell —Hellboy: The Vampire of Prague— y los bocetos que él también preparó. Esto último funciona para establecer una comparación con el entintado hecho por Nixey, para de este modo ampliar la experiencia y ofrecer al lector un vistazo a los procesos creativos previos al resultado final.

Solo el fin del mundo otra vez, de Neil Gaiman

Neil Gaiman

Neil Gaiman

Neil Gaiman ha alcanzado la fama como autor de libros, novelas gráficas, relatos cortos y películas para públicos de todas las edades. Entre sus títulos más notables se hallan The Sandman, el innovador cómic que alcanzó el primer puesto en la lista de los libros más vendidos de The New York Times, y que fue merecedor de nueve Premios Eisner y del World Fantasy Award en la categoría de Mejor historia corta; El libro del cementerio, primera obra en ganar a un tiempo la medalla Newberry y la medalla Carnegie; American Gods, que en breve será adaptada a la pequeña pantalla en Estados Unidos; y El océano al final del camino, que en 2013 ganó el National Book Award al Libro del Año en Gran Bretaña. La adaptación cinematográfica de Cómo hablar con chicas en fiestas, dirigida por John Cameron Mitchell, llegará a los cines en 2017. Nacido en Gran Bretaña, Neil reside actualmente en EE. UU. con su esposa, la escritora y vocalista Amanda Palmer, y junto al hijo que tienen en común, Anthony.

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