De la irresponsabilidad a la responsabilidad

De la irresponsabilidad a la responsabilidad

Para quienes no conocen al escritor español Jesús Carrasco, que acaba de lanzar su más reciente novela, Llévame a casa, resaltamos algunos datos fundamentales para entender el fenómeno literario generado por su obra. En primer lugar, el autor es un expublicista nacido en el pequeño pueblo de Olivenza, en Badajoz, y en su escritura se siente la idiosincrasia del “pueblo chico, infierno grande”.

Su primera novela, Intemperie, fue traducida a más de 20 idiomas, llevada al cine por Benito Zambrano y también se convirtió en viñetas, en un cómic del mismo nombre. Pero ahí no quedó todo: su ópera prima cosechó premios de talla internacional como el de los lectores de Littératures Européennes (Cognac, Francia), el Ulysse a la mejor primera novela (Bastia, Córcega), el Libro del Año del Gremio de Libreros de Madrid, el PEN a la mejor novela traducida (Reino Unido) y el Orgullo Rural 2015 (categoría Cultura, Arte y Literatura) de la Fundación de Estudios Rurales de España.

Y este último galardón es, quizá, el que más vale la pena destacar, porque en España a la literatura de Jesús Carrasco se le clasifica dentro del neorruralismo, corriente en que prepondera la literatura de los pequeños pueblos en vez de dar espacio a las grandes y predominantes ciudades, como Barcelona o Madrid.

Llévame a casa es una novela honesta que narra lo pequeño, lo doméstico, lo que ocurre en el seno de una familia que podría ser la de cualquiera, donde los retazos de la existencia se acomodan como eslabones de una cadena infinita.

Al igual que en su primera novela, Jesús Carrasco retoma las características de lo neorrural en Llévame a casa. En ella el autor nos ubica en un pueblo de antaño, donde expone a sus habitantes/personajes a la tónica naturalista, pero desde otro punto de vista, dando una perspectiva de lo narrado a través de los que se fueron y tienen que regresar.

De esta manera, la vuelta al terruño de la infancia del protagonista, que está viviendo en Edimburgo, es la columna vertebral de la historia. Juan debe regresar al hogar donde creció, porque su madre está enferma y le toca cuidarla.

El punto de arranque de Llévame a casa resulta un anzuelo imposible de no morder:

“Podría haber estado junto a su padre la noche en que murió pero, en cierto modo, Juan Álvarez prefirió no hacerlo. No es que eligiera estar lejos de él en ese momento crucial. Simplemente siguió con lo que tenía entre manos sin considerar urgentes los sucesivos avisos que su hermana Isabel…”. Y así el lector entra de lleno en el conflicto, en la necesidad de estar, incluso cuando no es un deseo certero.

¿Qué hacemos ante una responsabilidad ineludible? Llévame a casa trabaja un problema generacional, el mismo que padece mucha gente: tener que emigrar por trabajo, por amores, por simple deseo, por crecimiento personal, con los padres que envejecen en los pueblos natales.

En Llévame a casa predominan las descripciones, los silencios, no hay diálogos y los sentimientos se transmiten por detalles, por la falta de adjetivación.

Para muchos es un trauma volver al pueblo familiar, significa un retroceso, una carencia de éxito —al menos de la manera en que el mundo nos enseñó a entender el éxito—. En el caso de Juan, esa vuelta implica reencontrarse con lo que dejó pendiente, con familiares, amigos, amores.

Como si fuese un combo de narrativa clara, en Llévame a casa predominan las descripciones y los silencios, no hay diálogos y los sentimientos se transmiten por detalles, por la falta de adjetivación (lectores agradecidos). El espacio del hogar funciona como circunstancia, como escenario, como desarrollo.

Jesús Carrasco no está solo dentro de la corriente neorrural: son ya muchos los autores que deciden correr sus textos hacia nuevos horizontes, saliendo de las urbes. Sea o no un síntoma de la postpandemia, en estos años llegaron desde Europa muchas novelas de calidad que trabajan con lo naturalista como escenario: El hijo del hombre de Jean-Baptiste del Amo, Sola en el castillo de Cécile Coulon y Los supervivientes de Alex Schulman, entre otros títulos.

Llévame a casa es una novela honesta que narra lo pequeño, lo doméstico, lo que ocurre en el seno de una familia que podría ser la de cualquiera, donde los retazos de la existencia se acomodan como eslabones de una cadena infinita. Con aroma a tiempo anodino y único.

Llévame a casa lleva al lector a enfrentar sentimientos reales; lo conduce, también a correr a abrazar a sus seres queridos.

Llévame a casa, de Jesús Carrasco

Jesús Carrasco

Jesús Carrasco

Desde 1996 trabaja como redactor publicitario, actividad que compagina con la escritura. Intemperie le ha consagrado como uno de los debuts más deslumbrantes del panorama literario internacional. La novela, que ha tenido una entusiasta acogida en las mejores editoriales extranjeras antes incluso de su publicación en España, se editará en trece países.

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