Unas vacaciones diferentes en la Antártida 

Unas vacaciones diferentes en la Antártida 

Para leer a H. P. Lovecraft hay que estar dispuesto a adentrarse en un reino de locura; hay que estar preparado para que ocurra lo indecible, lo imposible; hay que ser consciente y comprender que los humanos somos apenas unos diminutos seres que habitamos el universo, que el presente es solo un mínimo instante en la vasta historia del universo, que no hay Dios que nos ampare y que, por ciertos designios del cosmos, estamos predestinados a ser los narradores de aventuras que nos dejarán en estado de fascinación (como mínimo). Al tomar conciencia de todo lo anterior, de lo que significa realmente una historia de Lovecraft, estamos listos para leer.  

En las montañas de la locura no es un libro más del autor: es un texto generador de frondosos mitos; sus páginas no fueron pasadas por alto, marcaron un antes y un después en la literatura de ciencia ficción y de terror. El mismo título ya es un imán de por sí. ¿Qué amante de los géneros mencionados no lo leería? 

Publicado por primera vez en 1936, En las montañas de la locura es uno de los pocos libros largos de Lovecraft y pertenece a la serie que su discípulo August Derleth denominó “Los mitos de Cthulhu”: una forma de decirle al mundo y a las generaciones de escritores de ciencia ficción venideras que para hacer historia en el género hay, por lo menos, que crear mitos propios.

«En las montañas de la locura no es un libro más del autor: es un texto generador de frondosos mitos; sus páginas no fueron pasadas por alto, marcaron un antes y un después en la literatura de ciencia ficción y de terror.»

En En las montañas de la locura, Lovecraft trabaja con los efectos del cosmicismo, una filosofía literaria de prácticas ocultistas, como las posesiones astrales y el mestizaje alienígena. Y este viaje intrépido al fin del mundo está repleto de homenajes a Edgard Allan Poe y al Necronomicón, el grimorio ficticio creado por el propio Lovecraft. 

Todo comienza con una expedición científica a la Antártida, donde un grupo de expertos de diferentes áreas, perfectamente equipado, se adentra en lo más profundo del gélido continente hasta encontrar una cadena montañosa casi inaccesible por la altura, y justo del otro lado aparece una ciudad de proporciones ciclópeas y tan antigua como el mismísimo mundo.  

Pero la novela no solo se trata de una investigación en la Antártida. Leída hoy, casi 100 años después de su publicación, tiene un cierto aire futurista, casi acusatorio. Cuando la curiosidad reemplaza al horror, es la misma curiosidad del horror que encarna en el ser humano. Es irrefrenable el deseo de llegar un poco más allá, siempre, sin importar que las consecuencias nos dejen mal parados. Nos enseñaron a eso, a superarnos, a seguir adelante, a sacarnos la duda, sin importar a qué apocalipsis nos conduzcan esas decisiones.  

«Cuando la curiosidad reemplaza al horror, es la misma curiosidad del horror que encarna en el ser humano.»

La obra de Lovecraft es, en cierto punto, reveladora. Quién diría que casi un siglo después, por tener esa curiosidad de llegar siempre un poco más lejos, el mundo se estaría secando, ¿o acaso no creemos que el calentamiento global se asocia a ese deseo de un poco más? Hoy la literatura de Lovecraft, y en particular En las montañas de la locura, funciona como espejo de nuestro más oscuro proceder. Nos sirve para preguntarnos, en el silencio de la noche, justo antes de dormirnos: ¿a dónde queremos llegar? 

En En las montañas de la locura los personajes expedicionarios, aventureros, investigadores, tienen el instinto de seguir, de ir más profundo, incluso sabiendo que está mal, porque se hallan inmersos en las mismísimas montañas de la locura y, por ello, nada bueno puede ocurrir. 

Lovecraft dibuja el horror con un lenguaje científico, porque en la cientificidad está la credibilidad de lo narrado, y en esa exactitud de un horroroso viaje de investigación se encuentra la anomalía, una que da miedo, esa cosa que no se entiende, pero que se intuye. Un animal, un vegetal, extraterrestres, monstruos mecánicos.  

En las montañas de la locura sirvió de inspiración para que cientos de artistas materializaran los paisajes ahí descritos. De entre ellos destacamos a H. R. Giger, quien creó varios de sus monstruos, aliens y apocalípticos paisajes futuristas inspirado en el legado de Lovecraft.  

Como percibirás, y con su lectura lo comprobarás, este texto (publicado en edición Booket por Planeta) es un hito en la narrativa de terror y una pieza infaltable en tu biblioteca personal. 

En las montañas de la locura, de H. P. Lovecraft

H. P. Lovecraft

H. P. Lovecraft

Estados Unidos, 1890 1937 H.P. Lovecraft (Estados Unidos, 1890 – 1937) es uno de los grandes pioneros de la ciencia ficción y de terror de la historia. Difundió sus relatos a través de revistas y sólo después de su muerte aparecieron en forma de volúmenes. Entre sus obras destacan: El modelo de Pickman, La casa encantada o En las montañas de la locura.

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