John Ernst Steinbeck fue un verdadero buscavidas. Hizo de todo: ingresó a la Universidad de Stanford y luego la abandonó para trabajar como agricultor, albañil y vigilante nocturno, entre otros oficios. Pero si hubo algo constante en su vida fue el mundo de las letras.
En 1935, al publicar su tercera novela, Tortilla Flat, su obra alcanzó rápidamente el éxito. Para 1962 se hizo con el Nobel de Literatura, con lo cual subió al pedestal de los autores estadounidenses. Más de una decena de libros publicados median entre su primer éxito y el codiciado reconocimiento sueco, siendo Al este del Edén su joya más preciada, de acuerdo con la crítica especializada y los propios lectores.
Publicada en 1952, el autor definió esta novela como su obra cumbre. Según expresó en varios momentos, todo lo que hizo antes fue una práctica para escribir la maravillosa Al este del Edén, que sigue vigente, siempre es aclamada y acaba de publicarse en una hermosa reedición de Tusquets.
Al este del Edén comienza con un paisaje simbólico para ilustrar uno de los temas centrales de la novela: la lucha entre el bien y el mal.
Al este del Edén comienza con un paisaje simbólico para ilustrar uno de los temas centrales de la novela: la lucha entre el bien y el mal. El valle de Salinas, que parece un Edén, está rodeado por las “buenas” montañas Gabilan, iluminadas por el sol al este; al oeste se halla lo oscuro y amenazador, lo malo, las montañas Santa Lucía.
Estos dos espacios revelan las características de dos grandes familias: los Hamilton y los Trask. Los Hamilton, instalados en la tierra más seca, crían nueve hijos. Los Trask compran el suelo más fértil, pero la granja permanece sin cultivar durante décadas.
Samuel Hamilton, inmigrante irlandés, patriarca positivo que considera los libros como tesoros, representa el bien. A lo largo de la novela, se le asocia con la luz, el agua y la fertilidad. Cathy Ames, en contrapunto, es el mal puro, relacionada con la oscuridad y el dolor; para contar lo menos grave de sus actos: se convierte en dueña de un burdel y tiene esclavas sexuales, a quienes mantiene con drogas.
«Adam Trask, a lo largo de Al este del Edén, oscila entre los dos polos. Ama a su esposa Cathy incluso cuando se enfrenta a su naturaleza malvada, pero también admira profundamente a su maestro y mentor, Samuel. »
Estos dos personajes, Samuel y Cathy, son esenciales en el desarrollo espiritual del protagonista, Adam Trask. Samuel asesora a Adam con apoyo y orientación, a diferencia del propio padre de Adam, Cyrus, quien miente sobre su historial militar para amasar una fortuna.
A lo largo de Al este del Edén, Adam Trask oscila entre los dos polos. Ama a su esposa Cathy incluso cuando se enfrenta a su naturaleza malvada, pero también admira profundamente a su maestro y mentor, Samuel.
Otra clave de lectura de Al este del Edén es la rivalidad entre hermanos de dos generaciones, que abarcan el período entre la Guerra Civil estadounidense y la Primera Guerra Mundial. Steinbeck construye una alegoría con la Biblia: Charles y Adam, y Cal y Aron, cuyas iniciales se asemejan a las de Caín y Abel. Hijos de Adán y Eva, Caín es agricultor, y Abel, pastor. Dios prioriza la ofrenda del cordero de Abel sobre la de grano de Caín. En un ataque de celos, Caín asesina a su hermano y es exiliado para vagar por el este del Edén.
«Al este del Edén también trata temas de pecado intergeneracional, la consiguiente culpa, la redención y el perdón.»
Las vidas y acciones de Charles y Adam recuerdan a las de Caín y Abel. Cuando Cyrus prefiere el regalo de cumpleaños de Adam sobre el de Charles, este último, celoso, casi mata a Adam. La próxima generación de hermanos, Cal y Aron, perpetúa aún más la leyenda. Cuando su padre, Adam, rechaza como regalo de cumpleaños el dinero de Cal, éste se venga de Aron llevándolo a ver a su madre prostituirse. Aron, entonces, decide unirse al ejército.
Al este del Edén también trata temas de pecado intergeneracional, la consiguiente culpa, la redención y el perdón. La palabra timshel, que en hebreo se emplea para expresar “tú puedes”, comunica la noción de que los humanos tienen la capacidad de elegir el bien sobre el mal. Sostiene que podemos escapar de la influencia de nuestras oscuras historias familiares y, en cambio, elegir una vida más positiva.
Apenas tres años después de la publicación de Al este del Edén, se filmó una adaptación cinematográfica, dirigida por Elia Kazan y protagonizada por el gran James Dean, que narra solo una parte de la historia. Aunque se toma varias licencias, es una verdadera joya: la respaldan cuatro premios Oscar y el Globo de Oro a la mejor película dramática de 1956.
Y eso es solo un botón de muestra de la amplia influencia del libro en la cultura popular. Una novela que, a 70 años de su publicación, mantiene vigentes sus reflexiones.