La historia de Manuel Puig está cargada de injusticias que con los años han acrecentado el poder de su literatura. Adversidades, golpes de Estado, persecución sexual, literaria, ideológica, prohibición de sus textos, exilio. La literatura termina siendo el refugio de los indefensos, de los menospreciados, idea que Puig tenía muy clara y que volcó en cada una de sus obras.
Manuel Puig está entre los mejores escritores de habla hispana por tres razones. La primera se relaciona con su escritura sencilla, sin excesivas descripciones que entorpezcan la lectura. La segunda es que puede narrar las cosas cotidianas haciendo un recorte donde se prioriza siempre la sensibilidad de los personajes, la sensibilidad humana por sobre todas las cosas. Y, por último, el tema que aborda en sus textos no tiene nada que ver con los motivos, que son siempre mucho más profundos: la lealtad, el amor, pero ante todo el desamparo.
«El beso de la mujer araña es un libro donde la lealtad lo es todo. La historia comienza en una cárcel común, donde un guerrillero homofóbico, Valentín Arregui, comparte celda con un homosexual, Luis Molina, quien tiene sobre sus hombros una condena por corrupción de menores.»
Nacido en Argentina en la década de los treinta, en los sesenta publicó las novelas La traición de Rita Hayworth, Boquitas pintadas y, en 1973, The Buenos Aires affair, prohibida por el Gobierno. Luego de recibir amenazas de muerte, decidió exiliarse en México, donde terminó El beso de la mujer araña, una obra maestra de la literatura universal.
El beso de la mujer araña es un libro en el cual la lealtad lo es todo. La historia comienza en una cárcel común, donde un guerrillero homofóbico, Valentín Arregui, comparte celda con un homosexual, Luis Molina, quien tiene sobre sus hombros una condena por corrupción de menores.
A cambio de su libertad, a Molina le ofrecen que le saque información sobre la guerrilla a su compañero de celda, Arregui. Molina, subyugado por el deseo de convertirse en una mujer bien, en una estrella de cine, a través de las narraciones de películas (algunas inventadas y otras no) logra acercarse a su compañero, conformando una relación que es también una aventura transformadora para ambos.
«Sucede Leyendo tiene a Manuel Puig en un pedestal.»
En El beso de la mujer araña se utilizan de manera brillante los recursos que la literatura ofrece. Toda la historia está cruzada por los paratextos, los pies de página con aclaraciones que crecen a medida que la novela avanza y que generan una polifonía inigualable, con un registro por momentos científico y anacrónico que dota de relevancia a la historia central.
Manuel Puig es una puerta abierta que habilita a los escritores a escapar de los temas solemnes, de las historias épicas y ampulosas. No por ello El beso de la mujer araña es una novela sencilla: simplemente ahonda en los dolores y prejuicios con un lenguaje llano, directo, real.
El beso de la mujer araña le valió a Puig el reconocimiento internacional. Y a pesar de ello, la editora de la prestigiosa editorial francesa Gallimard, Ugné Karvelis, la rechazó, alegando que la historia del guerrillero suavizado por su compañero de celda homosexual iba en contra de las ideas del sello.
«Manuel Puig es una puerta abierta que habilita a los escritores a escapar de los temas solemnes, de las historias épicas y ampulosas. No por ello El beso de la mujer araña es una novela sencilla: simplemente ahonda en los dolores y prejuicios con un lenguaje llano, directo, real.»
Manuel Puig no fue un escritor más: hay magia en su forma de narrar. Logró poner en seres que en un principio no solían ser llamativos para el mundo de las letras una literaturidad que los hizo elevarse en su deseo: homosexuales, guerrilleros y gente común, personajes que en un primer momento podrían resultar carentes de magia. Siempre privilegiando un punto de vista muy descriptivo y sin juzgar a sus personajes. Por esto y por sus novelas que se leen con deseo ininterrumpido, Sucede Leyendo tiene a Manuel Puig en un pedestal.