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El grupo enorme y mayoritario de gente rara

El grupo enorme y mayoritario de gente rara

El mundo está cada vez más poblado, esto es una certeza, pero que el mundo está cada vez más poblado de gente rara es una suposición. La nueva novela de Luís Landero, Una historia ridícula, pone una piedra más a la construcción de este enorme muro donde las suposiciones se convierten en certezas: ¿Somos cada vez más raros? ¿Está la rareza asociada a la ignorancia? 

Marcial es el personaje central de la historia y también el narrador de un informe. Con una narrativa en primera persona, la voz de Marcial es omnisciente. Se trata de “onvre” graduado en opinología del todo, repleto de prejuicios y con un sentido común desdoblado; sin lugar para la duda ni un ápice de convicción, pertenece al grupo enorme y mayoritario de la gente rara.  

La matriz de Una historia ridícula es, entonces, Marcial, cuya voz crea un escenario donde la historia pierde algo de sentido, o gracia, o gancho. O quizá no tiene mucha importancia en este tipo de narración. Marcial se come el mundo desde su patológica ignorancia. La magia de Luis Landero consiste en darle vida a este ser humano que atrapa con la autodescripción de la mirada parcial que ese personaje tiene del mundo; Marcial no puede ver más allá, tiene bien adentro el chip del yo: “De modo que esto es la historia de mi vida a la vez que un ensayo sobre mí mismo.” 

La magia de Luis Landero es darle vida a este ser humano que atrapa con la autodescripción de la mirada parcial que tiene del mundo; Marcial no puede ver más allá, tiene bien adentro el chip de yo.

Una historia ridícula nace de la premisa de que, según Marcial, su terapeuta le pide que escriba o grabe todos sus pensamientos. Con este pretexto nace este libro que es un ejercicio de escritura magistral, un extenso parafraseo de temas que apenas son ensayos irónicos sobre los devenires que la vida le va poniendo al personaje.  

No está mal recordar que John Kennedy Toole, autor de La conjura de los necios, se suicidó a los 31 años porque no soportó que el gran editor de su momento, Robert Gottlieb, descartara su obra porque, según él, su novela no trataba de nada.  

No creemos que Luis Landero se suicide si decimos que Una historia ridícula no trata de nada (hasta le daría cosquillas en la panza), La conjura de los necios es una de las novelas más maravillosas de la literatura universal y tampoco trata de nada. La novela luminosa de Mario Levrero, también podría ser un ejemplo de lo anterior.  

«porque ya no hay historias que narren grandes hechos, altos afanes, hechos maravillosos, y de todo el pasado esplendor lo único que queda es eso, los desperdicios, y el poso amargo de un sueño, y poco más.»

Es así que lo ridículo se convierte en certeza, como en un cuento borgeano, donde la astucia de quien narra tiene un billete atado a una cuerda, y cada vez que nos agachamos a buscarlo, el escritor tira de la soga de la ironía y con su pluma nos dibuja una zanahoria que nunca alcanzaremos. Eso sí, estaremos leyendo, sin parar. 

Luis Landero hace una crítica feroz a la literatura del “yo”, a la proliferación de talleres literarios cuyos ejercicios parten de contar la propia vida, la propia existencia. Una historia ridícula se convierte, así, en una crítica a la idea de que todos podemos ser escritores, que dejó la pandemia. Un Ratatouille de la literatura. 

Una historia ridícula, de Luis Landero

Picture of Luis Landero

Luis Landero

Se licenció en filología hispánica por la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer con Juegos de la edad tardía en 1989(Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa 1990), novela a la que siguieron Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998), El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007, XV Premio Arcebispo Juan de San Clemente) y Retrato de un hombre inmaduro (2010), todas ellas publicadas por Tusquets Editores. Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario Entre líneas: el cuento o la vida (2000), y ha agrupado sus piezas cortas en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004). Absolución, su novela más trepidante, es una delicada historia de amor, una cuenta atrás que no da tregua, y un inspirado relato de aprendizaje y sabiduría a través de un elenco de personajes inolvidables.

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