Estimados lectores, hagamos el siguiente ejercicio mental: imaginemos que el autor de origen indio Salman Rushdie no sufrió la condena a muerte por parte del gobierno de Ruhollah Jomeiní en 1989, luego de publicar Los versos satánicos. Esta situación opacó, de cierta forma, la carrera literaria de uno de los mejores novelistas vivos, e hizo surgir el personaje del escritor perseguido, ofuscado por los fanáticos religiosos que todavía imploran su cabeza.
Difícil, ¿no? ¿Cómo separar al escritor de su literatura? Teóricos literarios ocupan horas y libros enteros para reflexionar sobre el tema. Y es aún más difícil cuando el autor es un peso pesado que resuena y hace la diferencia a la hora de leerlo.
Pero entonces, si para nosotros es complicado, ¿cómo puede hacer Salman Rushdie para escribir sin estar influenciado por la pena de muerte que pesa sobre él? No puede: su narrativa, a partir de aquel espantoso episodio que condenó a su literatura y a su persona, quedó marcada entre estas dos realidades.
Si quisiéramos esbozar una respuesta a estas preguntas y aventurar, quizá, que Salman Rushdie se animó a explicar su postura en su obra, esta novela, Dos años, ocho meses y veintiocho noches, sería una forma de redención. Su nuevo libro es el espacio justo donde el autor reflexiona sobre el poder de la religión, de la reflexión, la inteligencia, el pragmatismo y la tolerancia (o la falta de ella).
En Dos años, ocho meses y veintiocho noches se plantea algo interesante: una lucha entre la razón y la fe. El entrelazado de múltiples historias cruza el mundo real con el reino de las hadas, donde diversos personajes interactúan hasta generar una descendencia infinita. Tal es el caso de Dunia, la reina de las hadas, y de un filósofo racionalista ultrajado por la religiosidad ibérica, devenido miserable.
“Usaba palabras que a muchos de sus contemporáneos les resultarían escandalosas, como razón, lógica y ciencia, los tres pilares de su pensamiento, las ideas que habían provocado que se quemaran sus libros”.
Resuena el conflicto entre estos dos mundos, la guerra final que le da a la novela un aire épico. Si eres fan de historias como El señor de los anillos, Game of Thrones o Vikingos, deberías leer este libro. Pero incluso si nunca has podido con estas obras, también eres el lector ideal del texto de Rushdie, por las intensas reflexiones que motiva. Si la religión es lo tuyo, Dos años, ocho meses y veintiocho noches exuda reflexión, fe y paz al respecto.
Y si amas las historias que todo lo pueden, que mezclan el realismo mágico con la tragedia, la ciencia ficción o la literatura fantástica, el feminismo, la promiscuidad, el amor, la violencia, la política y la comunicación moderna, este también es el libro que necesitas. Dos años, ocho meses y veintiocho noches es una novela completa que nunca pierde el horizonte, que se deja leer con placer y sencillez, narrando las más estrafalarias situaciones.
“[…] la barbarie del futuro está derribando las puertas del presente”.
En ese sentido, el narrador de Dos años, ocho meses y veintiocho noches toma una perspectiva singular desde un futuro lejano para relatar lo ocurrido en aquel periodo anunciado en el título: el conflicto entre los dos mundos, el real y el fantástico. Los personajes extravagantes se multiplican: una mañana, el jardinero Gerónimo comienza a caminar sin tocar el suelo, aparece un bebé capaz de desenmascarar a los malos y un ilustrador con poderes sobrenaturales. Todos descienden de aquella hada y el pensador. Con un detalle físico particular: la ausencia de lóbulos en la oreja. Así se reconocerán estos personajes en la historia.
Si eres fan de historias como El señor de los anillos, Game of Thrones o Vikingos, deberías leer este libro. Pero incluso si nunca has podido con estas obras, también eres el lector ideal.
Dos años, ocho meses y veintiocho noches es una novela que solo la pluma de Salman Rushdie podría haber articulado, un ejemplo de lo que puede hacer la imaginación al momento de escribir. Un número ilimitado de posibilidades, incluso cuando el gobierno intenta atarte las manos. Una novela que se editó por primera vez en 2015, pero que no tiene fecha de vencimiento.