La escritura como posibilidad luminosa, reveladora, evocativa; las palabras que exorcizan amargos recuerdos y abren la puerta a una íntima comprensión de lo efímero de la vida, de lo eterno en cada instante, de lo revolucionario del disfrute, así como de lo necesario de la autocrítica, de la honestidad intelectual requerida para inventar un futuro y no engañarse con los ideales propios.
Gioconda Belli, quien se ha ganado el corazón de una legión de lectoras y lectores con cada libro publicado, recopila en Luciérnagas textos iluminadores en más de un sentido, pues no solo ayudan a comprender la evolución, la madurez literaria de esta poeta y narradora fundamental: también muestran a una analista política lúcida, aguda y directa; a una feminista que pone los reflectores sobre los temas del movimiento para abrir los márgenes e incitar al debate, pero no como discusión que remita únicamente a la letra impresa, sino a una que toque los hechos de la vida contemporánea.
Realmente es difícil imaginar a una lectora, un lector, que se conmueva por una o más de estas prosas, estos poemas. Esta antología cuidadosamente presentada incluye los diversos registros que la autora ha trabajado durante los últimos 30 años, porque el estilo de Gioconda Belli apela profundamente a la sensibilidad, a lo humano, lejos de sentimentalismos fáciles. Por el contrario, cuestiona, indaga, nos pone frente a un espejo a veces incómodo.
Luciérnagas recopila textos iluminadores en más de un sentido: no solo ayudan a comprender la evolución, la madurez literaria de esta poeta y narradora, también muestran a una analista política lúcida, aguda y directa, una feminista que abre los márgenes e incita al debate.
El implacable repaso a la historia de las últimas tres décadas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) con el que comienza Luciérnagas es un ejercicio quirúrgico de crítica política, de autoanálisis, en la medida en que la propia escritora en algún momento se identificó con dicho partido. Todo arranca justo después de la sentida derrota electoral de este tras 10 años en el poder, luego de haber triunfado militarmente frente a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, heredero final de una dinastía que prácticamente era dueña de Nicaragua entera.
Sin embargo, el FSLN se cierra a autoevaluarse, se dogmatiza y se centra en la figura de un líder, llamando “traidores” a quienes piden una refundación, entre ellos la propia Belli. Sus textos dan cuenta de un distanciamiento, de un creciente desencanto de la escritora que un día militó activamente para liberar a su amada patria de una tiranía, y que descubre con preocupación que lentamente va gestándose, pacto tras pacto, retroceso tras retroceso, una vuelta inexorable a otra dictadura, quizá peor que la anterior, por el flagrante abandono de los ideales que Daniel Ortega decía representar.
Más aún, la estremecedora entrevista que Gioconda Belli le hizo a Zoilamérica Narváez Murillo marca un antes y un después. Hija de Rosario Murillo —esposa de Ortega y hoy vicepresidenta de Nicaragua—, por años denunció el abuso sexual y psicológico que vivió a manos de Ortega, cuya posición de poder —familiar y político— solo agravó dicha situación: el sistema judicial lo protegió en perjuicio de los derechos humanos de Zoilamérica, incluido el acceso a la justicia. Por desgracia, esto apenas era el prólogo al largo descenso a la ignominia de toda Nicaragua….
Con todo, la voz limpia de la autora no se deja hundir en el pesimismo. Antes bien, guarda una profunda esperanza en la juventud nicaragüense, en la sociedad que más de una vez se ha levantado de las ruinas dejadas por los desastres naturales, por la guerra, para poner los ojos en el futuro, uno que se construye en medio de la adversidad económica, bajo presiones externas e internas, y que los nicaragüenses saben convertir en arte, en literatura con un sello propio, porque desde Rubén Darío ha sido patente el hálito poético que impregna a las letras de esa nación.
Este volumen es una serie de reflexiones sobre la escritura, el feminismo y la solidaridad humana en los tiempos de las redes sociales; con lucidez, plantea la urgencia de imaginar soluciones, de encontrar posibilidades frente a la indiferencia y la cualidad efímera de todo lo que nos comunicamos en el siglo XXI.
La parte final de Luciérnagas la conforma una serie de reflexiones sobre la escritura, el feminismo y la solidaridad humana en los tiempos de las redes sociales. Con lucidez, Gioconda Belli plantea la urgencia de imaginar soluciones, de encontrar posibilidades frente a la indiferencia y la cualidad efímera de todo lo que nos comunicamos en el siglo XXI, mientras que los movimientos sociales del mundo entero siguen reivindicando demandas antiguas e irresueltas: la igualdad entre hombres y mujeres, la erradicación del hambre, la pobreza y la enfermedad, por mencionar solo algunas.
Una característica de los grandes libros es presentarnos a sus autores de cuerpo entero, sirviendo en muchos casos como puerta de entrada o invitación a leer el resto de su obra. Tal es el caso de Luciérnagas; aun si nunca se ha leído otro libro de Gioconda Belli, entre sus novelas y poemarios o su testimonio personal de la revolución sandinista, cada uno de estos textos alumbra la senda de otros tantos, y sirven de luz sincera en la noche oscura de las fake news y los nuevos dogmas, destacando como llamados a pensar, a imaginar y a no perderse en la trama de la vida, sino a encontrar sentido y placer en su urdimbre infinita.