Una película, una anécdota, una fantasía

Una película, una anécdota, una fantasía

Pareciera que la reciente entrega del Premio Biblioteca Breve de Seix Barral en 2023 —a La educación física de Rosario Villajos— nos motiva a revisitar una obra finalista de este reconocimiento, pero no; al menos no esencialmente. La razón por la que nos acercamos a La traición de Rita Hayworth (1968), la primera novela y la más autobiográfica de Manuel Puig, es porque se trata de un texto hermoso y pérfido, un relato que no deja de trastocarnos en el contexto actual.  

Apenas publicada, merecía ya la atención de la crítica literaria. Fue claro que el autor, el entonces debutante Puig, no era otro escritor que terminaría olvidado: había algo novedoso y atrayente en la manera de narrar la profunda angustia de un pueblo del centro de la República Argentina que atravesaba no solo a los habitantes de Coronel Vallejos, sino a los oriundos de todos los poblados aislados del planeta. Puig logró captar esa sensación de desplazamiento, trasladándola de lo particular a lo universal.  

Con la desfachatez de ocuparse de lo inmediato, algo tan alejado de la tradición literaria, Manuel Puig escribió una obra trascendental en su cimiento. Ser finalista del Premio Biblioteca Breve en 1965 (sí, su aparición tuvo lugar tres años después del reconocimiento otorgado por Seix Barral) le abrió las puertas; por ejemplo, el diario francés Le Monde nombró a La traición de Rita Hayworth como una de las cinco mejores novelas extranjeras aparecidas entre 1968-1969 en Francia.  

Manuel Puig la escribió en Nueva York, adonde había llegado como sobrecargo luego de la decepcionante experiencia cinematográfica que vivió en Europa. Así pues, decide hablar sobre lo que conoce desde adentro, la vida rural: Coronel Vallejos es una representación apenas velada de General Villegas, el pueblo donde el autor creció.  

Quizá por esa cercanía, Puig consigue crear una atmósfera muy personal, enmascarada por los monólogos interiores que desnudan las carencias y los deseos de la gente que habita un lugar tan aislado: “…la verdad es que esta pampa es seca como un cascote ¿y cuando papá llegó a Vallejos y vio lo que era este pueblo con cuatro plantas peladas? yo le habría escrito a la Celia para que no viniera”, cuestiona uno de los personajes. 

Mediante tales discursos Manuel Puig logra, después de todo (dada su decepción cinematográfica), plasmar su experiencia de la vida en el pueblo a partir del cine. Así como Salvatore crece creyendo que el cine es magia en Cinema Paradiso, la entrañable película de Giuseppe Tornatore, Toto, el niño de Coronel Vallejos, siente que el cine es su vínculo a un mundo que le queda lejos, lejísimos. Ambos llegan a las salas de la mano de su madre, un lazo profundo e inquebrantable.

Esta lejanía no hace sino manifestar la fascinación de Manuel Puig por el cine de divas ampulosas, su amor por los años dorados de Hollywood y las películas de drama apabullante, la pasión por los musicales y sus coreografías de pavo real. Ese sonido de fondo acompaña toda su literatura y es la columna vertebral de su obra. Quizá por esa fijación con el esplendor de la pantalla grande sus novelas siguen siendo tan actuales, cargadas de melodrama, sensuales, sensacionalistas y conmovedoras.  

La omisión del narrador hace que La traición de Rita Hayworth sea una novela diferente, en la que los pensamientos de los actores juegan con el devenir de la conciencia sin ser atrapados por las convenciones de la literatura, abriéndose a la posibilidad de que el lenguaje coloquial, íntimo, sea el conductor de las voces que cuentan, no narran, y a través de los ojos de un niño se transfiguren los acontecimientos.

Sexo, amores, traiciones, peleas y tantas otras situaciones se entrelazan en la monotonía, siempre de la mano del cine como herramienta de fuga, de sueños y de miedo. Esa devoción hacia el celuloide es lo que contagia y hace que la obra de Manuel Puig produzca algo único en los lectores, una sensación parecida al amor, indescriptible e inolvidable.

La traición de Rita Hayworth, de Manuel Puig

Manuel Puig

Manuel Puig

Buenos aires, General Villegas, 1932 Buenos aires, General Villegas, 1990 En 1951 inició estudios en la Universidad de la capital argentina. Pasó luego a Roma, donde una beca le permitió seguir cursos de dirección en el Centro Sperimentale di Cinematografia. Trabajó posteriormente como ayudante de dirección en diversos filmes. Publicó novelas traducidas a varios idiomas: La traición de Rita Hayworth (1968; Seix Barral, 1971; 1976, edición definitiva), Boquitas pintadas (1969; Seix Barral, 1972), The Buenos Aires Affair (1973; Seix Barral, 1977), El beso de la mujer araña (Seix Barral, 1976), Maldición eterna a quien lea estas páginas (Seix Barral, 1980), Sangre de amor correspondido (Seix Barral, 1982) y Cae la noche tropical (Seix Barral, 1988). Reunió en un volumen dos piezas teatrales: Bajo un manto de estrellas y la adaptación escénica de El beso de la mujer araña (Seix Barral, 1983) y en otro dos de sus guiones cinematográficos: La cara del villano y Recuerdo de Tijuana (Seix Barral, 1985).

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