La identidad del amor y sus (no)correspondencias  

La identidad del amor y sus (no)correspondencias  

Este 2023 el escritor checo Milan Kundera (1929) falleció a los 94 años, pero el material de su vasta obra nos ha dejado historias eternas en las que ocurren escenas —políticas, sociales e íntimas— de la vida cotidiana. Su pluma supo trazar en papel un estilo complejo y trascendental acerca de las paradojas de eso otro: el existir.  

Así como en La insoportable levedad del ser (1984) el autor nos sumerge en las dudas existenciales de un hombre sobre la vida en pareja y los conflictos sexoafectivos, en La identidad (1996) Kundera demuestra que una historia de amor puede correrse del lugar común y, aun manteniéndose como una lectura que se digiere con ligereza, narrar situaciones complejas: cómo un amor sólido, perfecto e inquebrantable puede convertirse, en tan solo unos minutos, en un instante de pánico y de extravío hacia la traición y la infidelidad. Y lo curioso es que ese devenir, en vez de tener exceso de realidad, entabla una zona de indeterminaciones, o de arenas movedizas, que traccionan entre el mundo exterior y el interior que elabora una mente en solitario, donde se cuela la ficción, la imaginación y lo irreal. 

La identidad narra la historia de Chantal y Jean-Marc, una pareja parisina que convive bajo el amor y la devoción más profunda como si los dos fueran una misma persona, pero un día la correspondencia en la relación parece ponerse en jaque cuando Chantal (mujer divorciada que sufrió la pérdida de su hijo de cinco años, situación que la lleva a defender su “irremplazable individualidad”, además de ser mayor que Jean-Marc) le comenta a él que “los hombres ya no se voltean para mirarla”; se siente envejecida y tiene temor de no ser más atractiva y digna de admiración para nadie. Con cierta celosía —porque el amor de Jean-Marc debería bastar para su amada—, “para no perder de vista a Chantal”, Jean-Marc comienza a enviarle cartas de forma anónima bajo el disfraz de un admirador secreto, que la sigue por las noches cual espía y la hace sentir cada vez más bella.

Kundera erige una cosmología donde la identidad de cada personaje parece tener esa necesidad de construirse primero desde lo individual, lo diferente y en solitario.

Con esa mezcla que el Cyrano de Bergerac, Las relaciones peligrosas o Rayuela pudiera darle al lector, Jean-Marc, quien solamente esperaba aplacar las inquietudes identitarias de su pareja, bajo su mirada atenta y en las sombras es testigo de cómo su mujer comienza a mostrar vestigios ocultos de su personalidad (“Que eras otra persona que la que imagino. Que me he equivocado sobre tu identidad”), a sentirse más bella y segura de sí misma a medida que construye e instala un amorío secreto con su admirador epistolar, tras ocultar estos recibos (incluso entre sus sostenes) a espaldas del mismo Jean-Marc, quien a la vez se cuestiona los límites reales e irreales de sus actos. Así la historia de amor de los protagonistas se torna en un triángulo amoroso de laberintos, confusiones y traiciones forjadas, e incluso Jean-Marc se cuestiona si no ha querido tenderle una trampa a Chantal: “¿En qué momento preciso lo real se convirtió en irreal, la realidad en ensoñación? ¿Dónde estaba la frontera? ¿Dónde está la frontera?”.  

Kundera erige una cosmología donde la identidad de cada personaje parece tener esa necesidad de construirse primero desde lo individual, lo diferente y en solitario, para luego con estas coordenadas indicar qué función, lugar y relación podemos entablar con el mundo y todos sus espejos vinculares: parejas, amistades, familia, etc. En definitiva, recorre y complejiza un tanto y un poco de las preguntas que se nos plantean desde el existencialismo más filosófico (“¿quiénes somos?, ¿qué nos define como humanos”) hasta las revistas del corazón: “para poder amar al otro, primero hay que conocernos a nosotros mismos”. Una vez más, las ficciones del autor checo son retratos críticos donde este parece narrar como un plan diabólico situaciones complejas, en las que inserta personajes que cumplen una función dentro de estas historias para hacer funcionar la trama. 

La identidad pareciera ir en busca de respuestas sobre cómo detrás de toda amorosa ternura puede esconderse un instinto destructivo y aniquilador de preservar la sexualidad y la carne.

¿Cuándo comienza ese proceso de perder de vista al ser amado? La identidad pareciera ir en busca de respuestas sobre cómo detrás de toda amorosa ternura puede esconderse un instinto destructivo y aniquilador de preservar la sexualidad y la carne. Pero si bien la novela parte de la búsqueda de la identidad de Chantal dentro del vínculo amoroso, también desmenuza un historial más profundo: la pérdida de su hijo, las exigencias de un primer matrimonio asfixiante y de su familia sobre su maternidad trunca. A su vez, el espejo refracta y echa luz sobre quién es el autor de las epístolas, ya que Jean-Marc de a poco da signos de cambio, desconociéndose y desconociendo la veracidad de la propia identidad de su escritura en el camino. Por eso La identidad no solo plantea las vicisitudes y paradojas de un vínculo sexoafectivo, sino también las de la vida, la muerte propia y la del ser amado, las amistades, la memoria, el paso del tiempo, la individualidad, la soledad, para, a fin de cuentas, señalar que lo único que puede salvar nuestra existencia es aferrarnos apasionadamente a la posición de privilegio que tiene el presente. 

La identidad, de Milan Kundera

Milan Kundera

Milan Kundera

Nació en Brno (República Checa) en 1929 y desde 1975 vive en Francia. En su lengua materna escribió, en estricto orden de escritura, el volumen de cuentos El libro de los amores ridículos y las novelas La broma, La vida está en otra parte, El vals del adiós (La despedida), El libro de la risa y el olvido, La insoportable levedad del ser y La inmortalidad. Ya en francés, las novelas La lentitud, La identidad, La ignorancia y La fiesta de la insignificancia; la obra de teatro en tres actos Jacques y su amo. Homenaje a Denis Diderot; y cuatro ensayos: El arte de la novela, Los testamentos traicionados, El telón y Un encuentro.

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