Creepshow, un cómic a la altura de una película de culto

Creepshow, un cómic a la altura de una película de culto

En 1982, cuando Stephen King estaba al borde de la consagración y George A. Romero ya era reconocido como el cineasta que había reinventado la figura del zombi (con Night of the Living Dead, de 1968), ambos talentos se unieron para crear una película llamada Creepshow.  

Desde el primer momento, la cinta era la maravillosa promesa de un platillo suculento de terror y mala leche. Pero cuando se anunció que esas explosivas mentes creativas trasladarían dicha historia al mundo de las viñetas, y que además lo harían de la mano del legendario Bernie Wrightson —cocreador junto con Len Wein de Swamp Thing—, se garantizó que dicha adaptación alcanzaría como mínimo el estatus de objeto de culto. Y así fue.  

Y no era para menos. El estilo clásico del también responsable de una de las mejores adaptaciones a novela gráfica de Frankenstein de Mary Shelley —publicada por Planeta Cómics—, con sus conservadores armados de viñetas, trastocados en el momento más álgido de la trama por bordes que se distorsionan escurriendo el color cual si de sangre se tratara, es ideal para Creepshow. 

A través del trazo de Bernie Wrightson, las cinco historias que conforman Creepshow, en las cuales la irrupción de lo insólito y lo sobrenatural en lo cotidiano —ya sea en forma de un meteorito, de muertos vivientes o de una voraz criatura milenaria oculta en los rincones de un instituto—, dejan al descubierto de forma irónica y espeluznante lo retorcido de la condición humana. 

Hay algo que hace que el cómic Creepshow, además de ser una delicia para los amantes del horror y los cómics, resulte  sumamente atractivo para el público en general.

En gran parte, es gracias a su trazo definido por una enrarecida sobriedad en la anatomía y lo gestual, con el realismo siempre al límite de la exaltación, que los protagonistas dominados por sus vicios, miedos y debilidades no dejan de resultarnos sumamente familiares. Esto a pesar de que pertenecen a entornos muy específicos y diversos; entre ellos, la cumbre de arrogantes rascacielos, viejas mansiones con panteones incluidos y esas comunidades rurales de la América profunda donde pareciera que no pasa el tiempo. 

Pero eso no es todo. Hay algo que hace que el cómic Creepshow, además de ser una delicia para los amantes del horror y los cómics, resulte sumamente atractivo para el público en general.  

Y es que, al retomar los rasgos de las extintas publicaciones The Haunt of Fear y Vault of Horror —que no lograron sobrevivir a la censura de la infame Comics Code Authority—, Creepshow no solo transmuta el espíritu transgresor y corrosivo que las caracterizaba, sino que también se ríe de ellas casi de manera involuntaria para caer en una oportuna autoparodia.

Creepshow se convierte también en un siniestro y burlón reflejo de estructuras, convenciones y roles correspondientes a su época.

Sin duda, la más clara evidencia de esto es la referencia a Tales From the Crypt. En el programa de televisión, los episodios eran guiados por la lectura de un niño, pero en el cómic ese rol corresponde a un esperpéntico monje con apariencia de parka. Este, mientras hace de narrador, suelta al margen de las páginas constantes y humorísticos comentarios que apuntan la falta de sentido común y el absurdo de las situaciones. 

De tal modo, Creepshow se convierte también en un siniestro y burlón reflejo de estructuras, convenciones y roles correspondientes a su época, incluyendo los códigos morales que estigmatizaban, condenaban y designaban quién era o no castigado dentro de la ficción, y que bien vale la pena revisar desde la perspectiva que otorga la distancia temporal, en contraste con un escenario como el actual, obligado a responder a la reinvención de modelos de género dentro del entretenimiento. Algo que se refuerza con su conveniente relanzamiento por parte de Planeta Cómic.

Creepshow, de Stephen King

Stephen King

Stephen King

Stephen Edwin King nació el 21 de septiembre de 1947 en Portland, en el estado de Maine (EE.UU.). Pasó su infancia en Fort Wayne (Indiana). En 1971 dio clases de inglés en Maine, al tiempo que escribía relatos cortos. Desde 1974 ha escrito varias historias que han sido leídas por millones de personas alrededor del mundo. Gran parte de su obra ha sido llevada al cine con gran éxito.

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