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Al filo de las convicciones

Poco sabemos de la vida privada de los héroes patrióticos, de aquellos hombres que son capaces de dejarlo todo, poniéndose al hombro a toda una sociedad que pide ayuda a gritos y choca contra el silencio de los que gobiernan. En “Al filo de la revolución”, de Juan Patricio Riveroll, hay un acercamiento a dos personalidades que cambiaron el mapa de América.
Como lectores somos amantes de los detalles. Sí, queremos saberlo absolutamente todo. En “Al filo de la revolución”, Juan Patricio Riveroll no solo expone retazos violentos de la historia de la independencia cubana: también nos muestra a un Fidel Castro y a un Ernesto Guevara de carne y hueso. Sus pensamientos, sus acciones en la vida cotidiana, sus lazos con sus tierras natales.

En una América Latina mayormente ocupada por dictadores, el Che Guevara se desvive por arreglar lo que otros rompieron, por darle calma a los pueblos que viven en la desidia. Se adentra en las profundidades del dolor y la miseria, los toca y los hace propios.o y los lectores funcionan por atracción.

Un poco de historia al filo de la revolución: si bien el Che fue un médico argentino, se metió de lleno en la lucha por la liberación de Cuba. La isla estaba tomada por Fulgencio Batista, quien llegó al poder cometiendo reiterados fraudes electorales.
Antes de pisar territorio cubano, Guevara viajó por varios países de Latinoamérica y vio de cerca situaciones sociales críticas. En su paso por Guatemala, cuenta “Al filo de la revolución”, empezó a tomar un rol más activo, que le permitió tener instrucción militar y, posteriormente, utilizar su experiencia para emprender la lucha por la liberación de Cuba.
El sueño del Che era recorrer el continente americano y ejercer en él la medicina, para luego escribir un libro que se titularía “La función del médico en América Latina”, en el que propondría a la medicina social como pilar para llevar a cabo la revolución y así establecer un sistema socialista. Se especializó en alergias, como el resto de su familia. A la vez, su principal punto débil se lo adjudicaba al asma que padecía, la cual sacaba lo peor de él. “Al filo de la revolución” nos muestra este costado tan interesante.
Si bien su pasión por la medicina lo llevaría lejos, en un principio Guevara tuvo que realizar distintos trabajos para sobrevivir. En México, se dedicaba a tomar fotografías en plazas públicas, que más tarde revelaba y vendía. Posteriormente, también se dedicó a la escritura, como redactor de una agencia de noticias. El arte estuvo muy presente en su vida, tanto que hasta pensó en dedicarse a la actuación y así llegar a la pantalla grande.

Lector voraz e incansable, Ernesto Guevara se formó toda su vida. La lectura fue para él un sostén mientras las cosas a su alrededor se desmoronaban y su estómago no conseguía llenarse.

Su incesante vocación social lo llevó también a encontrar el amor. “Al filo de la revolución” también cuenta esa historia: Hilda Gadea, su compañera y madre de su primera hija, también se dedicó al activismo político y fue quien más lo apoyó en su lucha revolucionaria.
Si bien lo suyo fueron las palabras, el Che no era un gran conversador y prefería estar en las sombras. Le gustaba discutir y defender sus ideales frente a quien se le presentara, pero si se encontraba con un grupo de gente, siempre prefería escuchar. Todo lo contrario a Fidel Castro, quien entre más multitudinarios los encuentros, más se expresaba. “Al filo de la revolución” es una reunión de dos grandes.
“Al filo de la revolución” también cuenta que, en los inicios de su preparación del movimiento contra Batista, el Che se alió a Fidel Castro y juntos instruyeron a los militantes no solo a base de armas, también a base de libros. ¿Qué es lo que caracteriza a estas dos figuras de la historia cubana? Su afán por ayudar y enseñar. Guevara salvó de la cárcel a muchos dirigentes políticos, consiguiéndoles refugio o asilo y trasladando armas.

Ambos hombres se desvivieron en su afán de liberar al pueblo cubano, poniendo en riesgo sus propias vidas y las de sus familias. Hubo meses en los cuales no pudieron ni siquiera ver a sus hijos y pasaron hambre y frío, pero siempre se mantuvieron fieles a sus convicciones, como el título del libro reza, al filo de la revolución. Fueron perseguidos políticos y presos de sus ideales. Combatieron el hambre y la desigualdad, como se narra en “Al filo de la revolución”, hasta el último suspiro.
En “Al filo de la revolución”, Juan Patricio Riveroll cuenta la historia de dos héroes sin eufemismos, ahondando en detalles, hasta ahora inéditos, que cautivan a miles de lectores. Recopila datos y les da su toque maestro de ficción. Con destreza narrativa, es capaz de encender a quien lea la obra hasta su última hoja.

Al filo de la revolución, de Juan Patricio Riveroll

Juan Patricio Riveroll

Juan Patricio Riveroll

Después de estudiar Comunicación en la Universidad Iberoamericana se especializó en dirección de cine en el American Film Institute, en Los Ángeles. En poco más de una década fue docente en la Universidad Iberoamericana, las escuelas de cine Arte 7 y Mantarraya, y en Casa del Lago Juan José Arreola. Ha colaborado, entre otras, en las revistas Casa del tiempo, Luvina, Revista de la Universidad de México, y en los sitios Replicante, Pijama Surf, El blog de cine de Letras libres y Polemón. Dirigió, produjo y escribió dos largometrajes de ficción: Ópera (2007) y Panorama (2013), y ha publicado dos novelas: Punto de fuga, editada en Nueva York en 2014, y Fuegos artificiales al año siguiente, bajo el sello Tusquets México. Al filo de la revolución es su tercer novela.

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