Independencia es, ante todo, una novela, un thriller político que habla de nosotros y de la que somos parte, sin saberlo, cada día.
La literatura de Javier Cercas se refiere a circunstancias que nos atraviesan, en este caso no tanto por la forma, pero sí por las similitudes con nuestras preocupaciones propias: una ciudad, Barcelona —podría ser cualquier ciudad del mundo, cualquier urbe que explote de gente, de civilización —, tomada por los hijos del poder que se sienten intocables, escudados bajo la seguridad y pedantería del dinero.
Aquí es donde intervenimos los lectores, porque Javier Cercas nos piensa de una manera muy particular: “El mundo se divide en dos clases de personas: los ricos y todos los demás, incluidos aquellos que aspiran a ser ricos, que son la mayoría”.
“sin dinero sólo se puede ser un esclavo”
Habla de nosotros no porque estemos, justamente, en nuestra burbuja de bienestar, sino porque los thrillers políticos se nos hacen cada vez más cercanos, absolutamente posibles y —en algunos casos— casi propios; quizá por eso la trama nos da un baño de realidad y la novela nos atrapa, más allá de que es una perfecta clase de escritura en manos de Javier Cercas: “sin dinero sólo se puede ser un esclavo”.
“El mundo se divide en dos clases de personas: los ricos y todos los demás, incluidos aquellos que aspiran a ser ricos, que son la mayoría”.
El libro plantea que el poder se hereda, que los niños ricos y mimados crecen con éste a cuestas y que nada logrará que lo utilicen con preceptos sociales acordes a personas de bien; todo lo contrario: la lectura nos convence de que el poder ciega y el dinero es lo único que lo da.
La novela de Javier Cercas, cada vez que la trama lo permite, desviste las falencias de los catalanes para hacerse cargo de una independencia que, al parecer, le queda grande a toda Cataluña. Independencia se suma a Patria, ambos libros con aire independentista, de autores ganadores de premios importantes que marcan una agenda complicada para una España cargada de xenofobia.
En Independencia, vuelve, una vez más, Melchor Marín, mosso d’Esquadra que debutó en Terra Alta, novela también de Javier Cercas ganadora del Premio Planeta 2019, y se convierte en un héroe desganado, desentendido, con pocas fuerzas para encarar lo que le toca, pero que, pese a lo anterior, logra un regreso triunfal. Y aunque en esta ocasión se torna un poco más antihéroe, hace todo su esfuerzo por perseguir la verdad y hacer justicia a su manera.
Su investigación es acerca de unos videos sexuales con los que se extorsiona a la alcaldesa de Barcelona. Pero lo que parece que será el centro de la escena —los desbarajustes sexuales de los jóvenes ricos, la extorsión, las mafias de los poderosos— es sólo una herramienta para generar una trama para todos los gustos; hay, incluso, una jugada autorreferencial con el autor y el protagonista, interesante, por momentos impostada, pero que no interfiere con la lectura de este thriller político de Javier Cercas.
El ritmo de lectura que propone Javier Cercas es atrapante,
De hecho, Melchor es un policía poco común, o al menos sale de los parámetros de uno en el imaginario colectivo. Es culto, sabe de literatura, concluye que todas las novelas hablan de nosotros, pero sólo hay que leer las que están hechas para él.
El ritmo de lectura que propone Javier Cercas es atrapante, no deja espacio para la duda. Estamos inmersos en ella y no vamos a salir hasta que todo se resuelva.