Una de las novelas que más han llamado nuestra atención este año es, sin duda, El hijo del hombre. Su autor es uno de los más reconocidos de las letras francesas de hoy: Jean-Baptiste Del Amo, quien recibió el premio FNAC por dicha obra. Por eso buscamos a este escritor nacido en Toulouse y le pedimos que nos respondiera las preguntas que suelen hacerse los lectores.
¿Cómo es el lugar donde escribes?
Vivo en el campo, en el centro de Francia, en una casa vieja que fue restaurada. Vivo rodeado de muchos animales, tengo cinco perros, cinco gatos y unos borregos. Es una vida muy campirana, es por eso que como escritor encontré el equilibrio en la repetición, en lo cotidiano, al estar rodeado de toda esta naturaleza y animales.
¿Puedes escribir fuera de ese entorno natural?
Es más difícil para mí. Hago residencias de artistas, pero se me da fatal trabajar, por ejemplo, en medios de transporte. Necesito estar en casa, en calma, y estar un rato en mi espacio antes de trabajar.
¿Cómo llegaste a publicar?
Comencé a escribir muy joven, tenía 10 u 11 años cuando escribí mi primera novela. Es algo que siempre estuvo conmigo, pero nunca pensé que sería escritor. Vengo de una familia de clase social modesta y para mí nunca fue una posibilidad. Antes era trabajador social y a los 26 años participé en un concurso para jóvenes autores, gané y me tomé un año sabático para dedicarme a la escritura de mi primera novela, que fue Una educación libertina, que se publicó a mis 28. Recuerdo que no tenía dinero para mandar más de cinco manuscritos, porque era muy caro imprimirlos, así que los mandé a editores parisinos y uno me respondió.
¿Cuál fue la primera lectura que te dejó sin habla?
Creo que tuve varias lecturas que me marcaron mucho cuando era muy niño, como los libros de Jacques Prévert, un poeta francés que escribía libros para jóvenes, y en particular uno que se llama El guardián del faro ama mucho a los pájaros. Pero, como escritor, fueron más en la adolescencia los libros que me impresionaron, uno de ellos fue La metamorfosis de Kafka.
Jean-Baptiste, ¿qué cambió en ti desde que elegiste dedicarte a la escritura hasta hoy?
Muchas cosas. En cada libro procuro buscar quién soy y ver cuáles son las particularidades para buscar una voz singular. Tengo 40 años y publiqué el primero a los 28, así que tengo la impresión de haber cambiado muchísimo, no soy el mismo hombre ni el mismo escritor y, por lo tanto, en el primer libro todas las temáticas que atravesaron mis demás obras ya estaban presentes. Hoy sin duda soy mucho más consciente de lo que hago y de lo que escribo, mi relación con la escritura es menos fogosa y pasional, y es más reflexionada. Al mismo tiempo me siento más legítimo como escritor.
¿Qué frase de tus libros te representa?
Soy incapaz de responder, porque no leo mis libros una vez que se publican, y en parte los olvido. Me guardo un recuerdo: como cuando rememoras un sueño, es la misma sensación. Pero es un olvido necesario para escribir el siguiente libro, porque siempre es indispensable tener una mirada crítica sobre lo que escribo. Para mí el siguiente libro siempre será mejor.
¿Quién te lee antes que nadie?
Mi pareja, que vive conmigo. Dudo mucho cuando escribo y siempre necesito compartir lo que estoy trabajando. A menudo, por las tardes, le pido que me escuche y le leo un pasaje para saber qué piensa y también para escucharme yo en voz alta. Hacerlo en voz alta me permite tener respuestas sobre lo que estoy haciendo.
¿Qué tiempo dedicas a promocionarte? ¿Qué medios usas para ello?
La única red social que uso es Instagram y solo publico libros de mis editores, es una muestra de reconocimiento a su trabajo, publico una foto del libro que recibí.
¿Estás trabajando en algo nuevo?
Acabo de terminar un monólogo que escribí para teatro. Comencé a escribir un libro nuevo que está situado en España, está impregnado de mi historia no personal, sino simbólica de la vida en España.