Drive my Car: hasta el Oscar

Es evidente que Murakami no condujo por Reforma, ni quedó varado en Eje Central, ni tardó tres horas en llegar de Constituyentes a Santa Fe. Sin embargo, cuando lees “Drive my Car”, uno de los cuentos que el escritor publicó en Hombres sin mujeres, te sientes identificado de inmediato. ¿Cómo te verías manejando un Saab descapotable amarillo por la ciudad? ¿Cómo te sentirías si tuvieras como chofer a Misaki Watari, una joven discreta especializada en hacer preguntas punzantes?  

El detonante de esta historia es Kafuku, un actor de segunda línea que lidia con la muerte de su esposa. Y como las cosas pueden ir peor incluso cuando ya van mal, le retienen la licencia de conducir por manejar en estado de ebriedad. Esto lo orilla a contratar a Misaki, una joven que parece tensa y respetuosa, para conducir su auto todos los días hacia el teatro donde Kafuku interpreta a el tío Vania, de Chéjov.  

Los viajes diarios generan una amistad imposible entre Kafuku y Misaki. A este par los separa una distancia generacional importante: Kafuku piensa que Misaki podría ser su hija fallecida y ella cree que él podría ser su ausente padre. Las charlas son amenas y precisas, con el aroma del tabaco en el dintel de la puerta y con la música en la que Murakami nos sumerge en cada una de sus novelas o cuentos… con la imposibilidad de generar empatía con otras personas.  

Aunque el corazón es un punto ciego con el que todos vivimos, la cotidianidad abre puertas. Drive my Car es una oda a las posibilidades de la amistad. 

La lectura de “Drive my Car” enseña a escudriñar profundo en los corazones propios, pues como se pregunta Takatsuki —el amante de la mujer de Kafuku— en el texto: “¿Acaso no nos es imposible comprender al cien por cien lo que piensan las mujeres?”. Pero la pregunta podría extenderse en todo sentido: ¿acaso no es imposible comprender al cien por cien lo que piensan los demás?  

“[…] pretender escudriñar por completo el corazón de otra persona, por muy compenetrado que estés con esa persona o por mucho que la ames, es pedir demasiado. Lo único que consigues es sufrir”. 

“Daba la impresión que estaba más distendida cuando conducía que cuando no”. 

“Drive my Car” es una historia de amor, de infidelidad, de amor a la infidelidad, de extrañamiento en el amor y en la infidelidad, de amistad, de los posibles caminos por los que nos lleva la vida. De acelerar y frenar de forma que los cambios manuales no se sientan, del placer de manejar un Saab descapotable amarillo. 

Murakami tiene el don de contar historias que rebasan los libros. 

“Drive my Car” es una historia de amor, de infidelidad, de amor a la infidelidad, de extrañamiento en el amor y en la infidelidad, de amistad, de los posibles caminos por los que nos lleva la vida.  

Pero Murakami tiene el don de contar historias que rebasan los libros. Así como otras de sus obras, “Drive my Car” llegó al cine.  

Bajo la dirección de Ryusuke Hamaguchi, y para no quedar en la invisibilidad de un mercado dominado por los tanques, Drive my Car no ha parado de recibir premios. Primero fue en su debut, en el Festival de Cannes, donde logró el galardón de mejor guion en 2021. Después llegaron bastantes reconocimientos más, alrededor de 60 hasta el momento, como el Globo de Oro a la mejor película no inglesa; las distinciones en la ceremonia de los National Society of Film Critics Awards —mejor actor, guion, director y película—, y la de mejor película por el Círculo de la Crítica en New York.  

Por si no fuera suficiente, el filme competirá por cuatro premios en la próxima ceremonia de los Oscar: película, dirección, guion adaptado y largometraje internacional. 

La película Drive my Car lleva el nombre del primer cuento del libro Hombres sin mujeres y es un fiel ejemplo de lo que puede hacer una narrativa perfecta en manos de gente que ama el cine, la lectura y los libros.  

Hombres sin mujeres, de Haruki Murakami

Haruki Murakami

Haruki Murakami

(Kioto, 1949) es uno de los pocos autores japoneses que han dado el salto de escritor de prestigio a autor con grandes ventas en todo el mundo. Ha recibido numerosos premios, entre ellos el Noma, el Tanizaki, el Yomiuri, el Franz Kafka o el Jerusalem Prize, y su nombre suena reiteradamente como candidato al Nobel de Literatura. En España, ha merecido la Orden de las Artes y las Letras, concedida por el Gobierno español, y el Premio Internacional Cataluña 2011. Tusquets Editores ha publicado doce de sus novelas —entre ellas la aclamada Tokio blues. Norwegian Wood y Los años de peregrinación del chico sin color—, las personalísimas obras De qué hablo cuando hablo de correr y Underground, así como cuatro volúmenes de relatos: Sauce ciego, mujer dormida, Después del terremoto, Hombres sin mujeres y El elefante desaparece. Publicó en 2020 Música, solo música bajo el sello Tusquets.

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