Una road movie por el infierno de la noche

Una road movie por el infierno de la noche

Un libro como el de Camila Sosa Villada no se encuentra tan seguido en las bateas de una librería. Su mezcla de lo poético con la crudeza emocional lo hace único. Se siente una realidad disidente en cada línea de lectura, un quiebre respecto al prejuicio y a la hostilidad con el otro. Las malas es una novela que une y, aunque el título anuncia lo contrario, está llena de chicas buenas. Son ellas: “todas habíamos bebido de la misma leche: la de nuestra madre, que paría zorras y prostitutas, que paría cerdas. Tan yermas, agrias, secas, malas, ruines, solas, ladinas, brujas, infértiles cuerpos de tierra”.

Las malas es una novela que une y, aunque el título anuncie lo contrario, está llena de chicas buenas. 

El comienzo de la novela de Camila Sosa Villada, nos interpela desde lo más profundo. La imagen inicial nos sumerge en un mundo nocturno: “Es profunda la noche: hiela sobre el Parque. Árboles muy antiguos, que acaban de perder sus hojas, parecen suplicar al cielo algo indescifrable pero vital para la vegetación. Un grupo de travestis hace su ronda. Van amparadas por la arboleda. Parecen parte de un mismo organismo, células de un mismo animal. Se mueven así, como si fueran manada. Los clientes pasan en sus automóviles, disminuyen la velocidad al ver al grupo y, de entre todas las travestis, eligen a una que llaman con un gesto. La elegida acude al llamado. Así es noche tras noche”.

            La novela de Camila Sosa Villada es festiva y dolorosa. Dan ganas de estar en la mesa de la Tía Encarna, quien adopta al Brillo de los Ojos, un niño abandonado en el mismo parque que ellas frecuentan. “Juramos todas, sobre la mano de La Tía Encarna, que nunca diríamos nada a nadie del Brillo de los Ojos. No juramos con sangre porque el bicho rondaba siempre y teníamos mucho miedo de morirnos así. Pero era como si en verdad hubiéramos sellado con sangre ese pacto de silencio, porque éramos hijas de una misma madre, una misma bestia nos había parido”. 

El deseo parece ser el mismo: no ser maltratadas por los clientes, encontrar la forma de no trabajar más en la calle, no ser víctimas de la violencia policial, volver vivas al hogar.

Encarna hace las veces de protectora de esta jauría sedienta de bienestar. El deseo parece ser el mismo: no ser maltratadas por los clientes, encontrar la forma de no trabajar más en la calle, no ser víctimas de la violencia policial, volver vivas al hogar. Las trabajadoras sexuales se hacen visibles, el miedo y el dolor se mezclan con la ternura, con la esperanza y con el deseo de poder existir sin dar explicaciones o ser perseguidas. 

“Si acaso hay violencia en esta casa, somos nosotras quienes la traemos en el cuerpo. Estamos contaminadas de ella”.

Camila Sosa Villada es un hecho notable en la literatura latinoamericana, su obra llega desde un lugar impredecible, de un monte donde el padre le advertía que su futuro sería aparecer en una zanja. El traspaso de aquel dolor convierte a Las malas en una obra de arte que trasciende, que eleva, aún más allá, el perfecto encanto de la literatura contemporánea. 

            Las malas, de Camila Sosa Villada, obtuvo premios que abren puertas, las más grandes, las más dulces. Primero fLas malas, de Camila Sosa Villada, obtuvo premios que abren puertas, las más grandes, las más dulces. Primero fue el Sor Juana Inés de la Cruz 2020, luego el Finestres de Narrativa en Barcelona y, finalmente, el Grand Prix 2021 de l’Héroïne Madame Figaro en Francia, que condecora a la heroína más sobresaliente del año. El camino de Las malas recién comienza y ya es una novela que vuela muy alto, como para convertirse en un hito, en un clásico de la literatura contemporánea. 

Las malas, de Camila Sosa Villada

Camila Sosa Villada

Camila Sosa Villada

Camila Sosa Villada nació en 1982 en La Falda (Córdoba, Argentina). Estudió cuatro años de Comunicación Social y otros cuatro de la licenciatura de Teatro en la Universidad Nacional de Córdoba. En 2009 estrenó su primer espectáculo, Carnes tolendas, retrato escénico de un travesti. En 2011 da vida al personaje de Ale en la película Mía. En 2012 actuó en la miniserie La viuda de Rafael. En 2014 protagoniza El bello indiferente, de Jean Cocteau. En 2015, Despierta, corazón dormido/Frida. En 2016, Putx madre y en 2017 El cabaret de la Difunta Correa y la miniserie La chica que limpia. Además, es autora del libro de poesía La novia de Sandro (2015) y de un ensayo autobiográfico titulado El viaje inútil (2018). Ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2020 por su obra Las Malas.

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