Elemental, Arthur

Siempre es bueno hacer un repaso por la literatura clásica universal. Arthur Conan Doyle es un referente del género policial. Escribió cuatro novelas y más de cincuenta cuentos con el detective Sherlock Holmes como protagonista; sus tres primeros libros fueron Estudio en escarlata (1887), El signo de los cuatro (1890) y Las aventuras de Sherlock Holmes (1892). Y los tres son un panorama fiel de su obra, ideales para darle rienda suelta al detective que hay en ti.

Una pregunta late en todo lector de sir Arthur Conan Doyle: ¿de dónde surgió el personaje de Sherlock Holmes? El antecedente directo es Auguste Dupin, el detective de los policiales de Edgar Allan Poe, cuyos cuentos también eran populares y contemporáneos a las historias de Holmes. El otro gran detective ficcional de la época fue Monsieur Lecoq, creado por Émile Gaboriau.

Sherlock Holmes y el doctor Watson dialogan sobre estos dos detectives, los nombran en el segundo capítulo de la primera parte de El estudio escarlata. Conan Doyle aseguró en repetidas oportunidades que Holmes también estaba inspirado en Joseph Bell, cirujano y profesor de Medicina en la Universidad de Edimburgo, a quien conoció en 1877. Bell, al igual que Holmes, se destacaba por llegar a conclusiones universales a partir de pequeñas observaciones. En cambio, Watson quizá esté inspirado en un médico colega de Doyle, llamado James Watson. Todo un honor para ambos camaradas.

Para poner un poco en contexto político las historias del autor: Gran Bretaña vivía por entonces la llamada época victoriana, en alusión a la reina Victoria, coronada en 1872, en cuyo reinado se aprobó el voto universal (sin incluir el femenino). A la par, el país se convirtió en la “fábrica del mundo” (la China de hoy), y las teorías liberales de Adam Smith estaban en su apogeo. En este marco, Edimburgo, después de ser la sede del florecimiento de las ciencias en el siglo XVIII, fue la cuna de sir Arthur Conan Doyle, quien empezó su carrera como escritor cursando estudios de Medicina.

Estudio en escarlata, la primera novela de Arthur Conan Doyle, se considera una de las primeras novelas del género policial, y su protagonista, Sherlock Holmes, es el primer héroe detectivesco realmente popular.

De manera increíble, aunque el mercado literario no deja de ser una gran incógnita tanto en 1880 como en la actualidad, Estudio en escarlata fue rechazada tres veces por los editores y no fue tan leída cuando se publicó en el anuario londinense Beeton’s Christmas. La primera edición en libro data de 1888. Aquí aparecen por primera vez los famosos Sherlock Holmes y el doctor Watson. Pero la verdadera popularidad llegó cuando Arthur Conan Doyle publicó algunos cuentos de Sherlock Holmes en la revista The Strand, en 1891.

Estudio en escarlata ataca directamente al movimiento religioso de los Santos de los Últimos Días, fundado en Estados Unidos en 1830, también conocido como mormonismo. Los mormones, según Arthur Conan Doyle, son sensacionalistas y exagerados. ¿Algo que ver con la realidad? Este ataque hizo que el libro recibiera críticas negativas y que fuera prohibido en algunas regiones estadounidenses. Y está claro que si hay algo que produce un libro prohibido es el deseo irrefrenable de leerlo.

La segunda novela, El signo de los cuatro, no decepciona. Hay sangre, misterios, una persecución en el Támesis que quedará como referente de todas las persecuciones posteriores en novelas, películas y demás tipos de thriller. Un tesoro a encontrar, un villano con pata de palo, policías inútiles y Toby, el perro que todos queremos tener en casa. También hay amor, un Watson cursi, romántico, divertido. Y nuestro héroe, Sherlock Holmes, sumido bajo los efectos de la morfina y la cocaína, buscando algo que lo aleje de la monotonía de este mundo sin estímulo. Si hoy suena fuerte leer sobre drogas, imagínense en 1892. ¿O no? Tal vez en aquel entonces la morfina era un cáñamo.

Todo cambia cuando la señorita Morstan llega al 221B de Baker Street, con un caso especial para ellos. De ahí en más comienzan las sorpresas, los giros, las pistas. El padre de Mary desaparece y ella empieza a recibir perlas en su domicilio. Una locura hermosa, imposible no tentarse con leerla, imposible no releerla.

Luego llegó Las aventuras de Sherlock Holmes. Al ser un libro de cuentos cortos, hoy día los finales quizá resultan un poco previsibles, pero no dejan de tener la magia del detective. Entre nuestros cuentos preferidos se encuentran el divertidísimo “La liga de los pelirrojos”, “El aristócrata solterón” y “El hombre del labio torcido”.

Para cerrar esta nota, nos queda hablar sobre las adaptaciones cinematográficas de estas obras, un sinfín. Películas mudas que datan de 1914, actualmente perdidas debido a que el concepto de archivo era innecesario en aquella época, hasta trabajos más contemporáneos y de corte taquillero, como la saga que inauguró el director Guy Ritchie en 2009, con Robert Downey Jr. (quien apenas unos meses atrás se había estrenado como Iron Man) y Jude Law.

Asimismo, los libros de Arthur Conan Doyle han tenido múltiples adaptaciones para la radio y la televisión. Entre las más recientes está la serie de la BBC Sherlock, de 2010, que muestra a un Sherlock Holmes del siglo XXI con muchos elementos del original, pero sin la historia de fondo. También podemos mencionar la serie estadounidense Elementary, que presenta una versión moderna de los casos de Sherlock Holmes, con un detective que vive en Nueva York.

En fin, el legado cultural de Arthur Conan Doyle y su Sherlock Holmes será infinito. Un par de leyendas que se formaron con estos tres títulos, Estudio en escarlata, El estudio de los cuatro y Las aventuras de Sherlock Holmes, que ahora puedes disfrutar en una bellísima edición Booket.

Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

Escritor y médico nacido en Escocia, principalmente conocido por haber creado al famosísimo personaje Sherlock Holmes, el detective más conocido de todos los tiempos, versionado para TV y cine de forma cíclica. Otra gran serie de novelas confeccionadas por Doyle fueron las protagonizadas por el profesor Challenger (El Mundo Perdido), también trasladadas a la ficción audiovisual.

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